Los dos créditos —uno pendiente de dictamen— suman Q3 mil 496 millones, además de los bonos del tesoro, que son Q3 mil 445 millones.
Con esas nuevas cifras, el endeudamiento per cápita crecería a Q6 mil 640.60, al tomar la proyección del Instituto Nacional de Estadística (INE), según la cual este año hay 15 millones 438 mil 384 habitantes.
Práctica repetida
A los 15 meses de haber asumido el gobierno de Álvaro Arzú, el incremento de la deuda fue del 12.95 por ciento; en el mismo período, pero en la gestión de Alfonso Portillo, el crecimiento fue del 16.14 por ciento.
Durante los primeros 15 meses de gestión de la administración de Óscar Berger, el nivel de la deuda subió 14.55 por ciento, y en el caso del gobierno de Álvaro Colom, 14.90 por ciento.
En tanto, en los primeros 15 meses de la presidencia de Otto Pérez Molina, el endeudamiento llegó a 20.84 por ciento, sin tomar en cuenta los préstamos y bonos pendientes.
Mal uso de deuda
Según Wilson Romero, analista del Instituto de Investigaciones Económico Sociales, de la Universidad Rafael Landívar, el problema no es tanto el monto de la deuda, sino el uso que se le ha dado históricamente a los recursos.
“Si un país tiene necesidad de invertir en infraestructura, imagínese el impacto positivo que tendría esa deuda. Pero las pocas obras que se hacen no tienen adecuada supervisión y al año las carreteras están deteriorándose”, indicó.
En tanto, Carlos Aníbal Martínez, experto del Instituto de Problemas Nacionales, de la Universidad de San Carlos, expuso: “Estas deudas van a tener costos indirectos por la vía de una sistemática educación, salud y seguridad de baja calidad, así como servicios de salud de baja calidad, porque los recursos no irán a inversión, sino a pago de deuda”.
USAC
Pesará en el futuro
Carlos Martínez, de la Universidad de San Carlos, dijo: “Los niños de hoy van a tener una deuda en el futuro de la cual nunca han sabido nada, y la van a pagar porque ellos son los futuros contribuyentes del Estado, y les va a pesar”.
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Recursos con fugas
“No todo se destina para la inversión, y lo que se destina tiene fugas importantes en materia de corrupción, y lo otro se va en obras que no tienen la calidad adecuada”, afirmó Wilson Romero, analista de la Universidad Rafael Landívar.