Según Kjellson, la falta de espacio hace que crezca el potencial de agresión en el grupo de los leones, lo que deriva en la necesidad de sacrificarlos, pese a tratarse se ejemplares jóvenes y sanos.
Aunque se trata de crías, no se las puede considerar “bebés” porque pronto empiezan a desarrollar carácter de “adultos jóvenes”, prosigue el director del zoo, por lo que es necesario “apartarlos” del grupo.
La noticia de esos sacrificios ha causado cierto revuelo en medios escandinavos, donde se recuerda que en el pasado ocurrieron casos parecidos, tanto con leones como con otras especies animales, sea por falta de espacio u otras razones.
En 2014 se produjo una ola de indignación cuando una jirafa llamada “Marius” fue sacrificada y descuartizada en un zoo de Copenhague, y sus restos servidos como alimento a los leones ante la mirada de grupos de visitantes.