Pasó una semana y la situación se salió de control. Luego de no haber podido expulsaros por el recto como pretendía, comenzó a sentir fuertes dolores. En su desesperación, buscó ayuda médica.
Después de someterlo a un examen de rayos X en el que se constató que tenía los tres aparatos en su estómago, los médicos le recetaron laxantes y lo devolvieron a prisión.
Sin embargo, no logró expulsarlos y fue conducido a un hospital para ser sometido a una operación que se fijó para el jueves pasado y que no pudo realizarse porque el recluso murió unas horas antes.
Este no es el único caso. En junio de este año, tres presos fueron descubiertos en el mismo centro penitenciario con 19 teléfonos móviles en sus cuerpos, uno de ellos con diez celulares en su estómago.
Dos de los reos guardaban los teléfonos en el recto: uno tenía cuatro microaparatos y el otro cinco.
El tercer preso fue descubierto al pasar por los rayos X con diez minicelulares con auriculares en su estómago y fue sometido a una operación para retirarle todos los aparatos.
Según la Secretaría Penitenciaria del estado de Sao Paulo, la prisión fue inaugurada en noviembre de 1990 y cuenta con algo más de 2 mil presos, pese a que su capacidad es para 1 mil 247.