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La sentencia fue contra Enrique Sánchez Cordero y su hijo José Álvaro Sánchez Bastos, por los delitos de privación de libertad e incendio.
Los hechos juzgados ocurrieron el 5 de noviembre de 2009, en Limón, cuando los ahora sentenciados atraparon a José Antonio García Arley y lo metieron en un carro para que les devolviera la computadora que recién había robado de un supermercado propiedad de Sánchez Cordero.
Pero, no conformes, lo retuvieron en el carro y se fueron los tres hasta la casa donde el sospechoso vivía con su mamá y provocaron un incendio.
García fue procesado ante la justicia y se acogió a un procedimiento especial abreviado, mediante el cual reconoció voluntariamente haber cometido los hechos y recibió una pena sin juicio de tres años y cuatro meses de prisión.