“Nuestra función es limpiar los lugares (de fantasmas) y devolverles la tranquilidad que necesitan”, comentó a Efe Jaques, de 66 años, quien se define así misma como “vidente, sensitiva y telépata”.
Armado con más de 20 equipos, entre termómetros, cámaras de visión nocturna y aparatos electromágneticos, el matrimonio recorre desde hace más de una década espacios de todo el país en busca de fenómenos sobrenaturales, un trabajo que en los últimos meses ha ganado repercusión en algunos medios de comunicación brasileños.
A diferencia de Estados Unidos, desde donde hace décadas existen asociaciones de cazafantasmas, Tochetto y Jaques dicen ser los primeros profesionales con estas características en el gigante latinoamericano.
“Somos los únicos y primeros cazafantasmas de Brasil”, destaca Tochetto, productor de televisión y quien en los últimos cuatro años y medio se ha encargado de añadir mercadotecnia al trabajo de su esposa.
Para Tochetto, de 54 años, los cazafantasmas americanos “son racionales, buscan pruebas, pero no saben lo que pasa exactamente”. Ellos, en cambio, dicen “partir de lo paranormal”.
Al más puro estilo hollywoodiense, pero sin la banda sonora de ‘Who you gonna call?’ (¿A quién vas a llamar?), los “ghostbusters” brasileños acuden a sus citas con el más allá acompañados por su coche cazafantasma, un Volkswagen Parati de color negro decorado con calaveras que deja desconcertados tanto a creyentes como a escépticos.
Uno de los últimos trabajos del matrimonio tuvo lugar en la “Fazenda Saltinho” del municipio de Sao Manoel, en el estado de Sao Paulo, donde relatos de algunos vecinos narraban “presencia sobrenatural” en la casa principal de la hacienda, diseñada por el arquitecto brasileño Ramos de Azevedo a finales de 1800.
A pesar de las leyendas que desde años merodean en esta localidad, Tochetto y Jaques concluyeron que la hacienda era un territorio libre de fantasmas, a diferencia, dicen, de lo que ocurre en decenas de inmuebles de todo el país.
En su búsqueda por lo paranormal, el matrimonio brasileño ha invertido más de 20 mil reales, unos US$6 mil 400 en equipos, muchos de ellos desarrollados para profesionales del sector sobrenatural, en torno a quienes existe un mercado especializado alrededor del mundo.
Entre sus herramientas imprescindibles figura el “Ghost Meter”, un aparato que, según sus fabricantes, revela la supuesta presencia de fantasmas a través de los campos electromagnéticos, así como una pistola termómetro empleada para detectar el frío, lo que en el mundo de lo sobrenatural supone una “señal de muerte”.
Todo para capturar a los espectros y alejarlos de un terreno que no les pertenece: “Ellos no tienen que estar en el mundo de los vivos”, sentenció Jaques.
Este es uno de los programas que se transmiten en Brasil sobre la caza de fantasmas que realizan Joao Tochetto y Rosa María Jaques.