El equipo de investigadores de Claudio Ottoni, que trabaja tanto en la Universidad de Lovaina (Bélgica) como en la Universidad París-Diderot, investigaron el desarrollo de estos animales esquivos y solitarios hasta que se convirtieron en gatos domésticos.
Para ello analizaron muestras de ADN de más de 2 mil gatos de los últimos 9 mil años. Entre ellos se encontraban animales de yacimientos arqueológicos de la Edad de Piedra, momias del Antiguo Egipto y restos hallados en tumbas vikingas.
Los biólogos y arqueólogos extrajeron el ADN de huesos y dientes y compararon después las muestras con el material genético de los gatos domésticos actuales. Según concluyeron, los gatos fueron domesticados en dos oleadas, algo que influye en las mascotas de hoy.
Los investigadores suponen que los humanos ya tenían gatos hace más de 9 mil años, por ejemplo en Chipre. Se alimentaban de roedores que, de otra manera, habrían echado a perder las cosechas. Estos gatos que poblaban la actual Turquía llegaron al sur de Europa hacia el 4400 antes de Cristo, señala el estudio.
En el primer milenio después de Cristo alcanzó el Viejo Continente una nueva línea genética procedente del Antiguo Egipto y que se expandió durante el Imperio Romano. Estos gatos llegaron al norte de Europa a través de las rutas de comercio de la zona del mar Mediterráneo.
Por aquel entonces los roedores no solo amenazaban las cosechas, sino también las existencias en los barcos. Durante cientos de años, los sucesores de los gatos egipcios se extendieron más que los de los granjeros del este. Actualmente, nuestros gatos domésticos llevan material genético de ambas líneas.
Tanto la expansión de los gatos de los agricultores como de los gatos del Antiguo Egipto probablemente se deba a que los felinos mantuvieron en jaque a los roedores. Mucho después comenzó a importar además el aspecto del animal, según apuntan los científicos.
Los investigadores analizaron las muestras de ADN en busca de un determinado patrón de pelaje que no se da en los gatos salvajes. Este apareció relativamente tarde en Turquía y no se extendió hasta el siglo XVIII. Según el estudio, éste es un indicio de que la cría de gatos desde el punto de vista estético comenzó mucho más tarde en comparación con la cría funcional.