Así fue como la investigación con el llamado ADN “familiar” condujo a la captura de un asesino por primera vez, hace 15 años, y recientemente atrapó al “asesino del Golden State”.
BBC NEWS MUNDO
Cómo el ADN “familiar” resolvió por primera vez un asesinato y se convirtió en una poderosa arma contra el crimen
La pionera técnica que se utilizó para identificar al sádico asesino de una viuda británica ha ayudado a resolver cientos de crímenes en todo el mundo.
Gladys Godfrey fue violada y asesinada en su bungaló en la localidad de Mansfield, en el centro de Inglaterra. (FAMILIA GODFREY)
ADVERTENCIA: Este artículo contiene descripciones gráficas de crímenes violentos.
El asesinato de Gladys Godfrey dejó a su comunidad atemorizada y dejó impactados a los detectives que investigaron el caso.
En septiembre de 2002, la viuda de 87 años estaba durmiendo en la sala de su bungaló, en la localidad de Mansfield -centro de Inglaterra- cuando Jason Ward, de 21 años, entró y empezó a violarla y golpearla.
“Ella solía dormir en el sillón, nunca se iba a la cama”, recordó su sobrina Sandra Linacre.
“Decía que 'uno muere en la cama'”.
La señora Godfrey también tenía la costumbre de dejar su bungaló sin seguro. Bien pudo haber reconocido a su atacante porque el mismo hombre joven había entrado en su casa en abril de 2001, la había tumbado en el piso y expuso sus genitales.
A pesar de medir solo 1'50 y pesar apenas 38 kilos, la anciana logró defenderse del primer ataque. Golpeó a Ward con una botella de limonada antes de que él huyera con su bolso.
Desafortunadamente, la señora Godfrey no tuvo la misma suerte cuando Ward regresó 16 meses después.
La golpeó. La pisoteó. La pateó. La estranguló. Le arrancó mechones de pelo.
Las causas de la muerte de la señora Godfrey fueron lesiones en la cabeza y estrangulación. Sus heridas incluyeron fracturas de cráneo y cuello. Su cara y cuerpo quedaron en un estado tan impresionante que no se le permitió a su sobrina identificarla.
“Fue uno de los casos más horribles, si no el peor, que jamás haya investigado”, comenta Kevin Flint, quien en esa época era el principal agente investigador de la policía en Nottinghamshire.
La policía estaba decidida a atrapar al responsable pero, después de un año, seguía prófugo y la familia de Gladys estaba perdiendo la esperanza de que su asesino llegara a ser juzgado.
Los detectives tenían una muestra del ADN del asesino recuperado de la escena del asesinato y esta correspondía a las muestras de ADN del primer ataque. Así que sabían que el mismo hombre era responsable de ambos crímenes.
Sin embargo, los intentos de rastrear al asesino a través de su ADN habían resultado infructuosos pues Ward nunca había sido arrestado, así que su perfil genético no estaba en la base de datos nacional de ADN.
La policía inició entonces la ardua tarea de tomar muestras a 1.100 hombres en Mansfield y sus alrededores. Una vez más, resultó en vano.
Phil Cumberpatch, un detective que trabajaba en el caso, fue uno de los agentes que tuvo que ir golpeando puerta por puerta en un área en torno a la casa de la señora Godfrey.
“Saber lo que le había sucedido a Gladys era nuestra motivación”, afirmó.
“Cada vez que creías que estabas pasando por un mal día, pensabas en lo que le sucedió a Gladys y seguías adelante”.
Entretanto, científicos en la ciudad de Birmingham estaban trabajando en algo que resultaría crucial en la resolución del caso: la búsqueda del llamado ADN familiar.
Se trataba de incorporar las muestras de ADN tomadas en la escena de un crimen a la Base de Datos Nacional de ADN para encontrar correspondencias muy similares, en lugar de exactas.
La teoría era que esas similitudes podrían estar relacionadas con el sospechoso, porque tenían un ADN parecido. De esta manera, la policía podría estrechar más la búsqueda.
Este tipo de trabajo estaba siendo realizado por el Buró de Inteligencia Forense, que se había conformado ese mismo año, 2003.
Formaba parte del Servicio de Ciencia Forense (FIB, por sus siglas en inglés), que solía darle apoyo a la policía en todo Inglaterra y Gales, antes de que el gobierno lo cerrara polémicamente en 2012.
“El Servicio de Ciencia Forense decidió formalizar el uso de inteligencia forense, así que montaron un buró de seis personas”, explicó Richard Pinchin, quien fue el jefe del recién creado FIB.
“Montamos el primer buró de inteligencia forense del mundo, que primordialmente se ocupaba de examinar el ADN de la escena del crimen, analizarlo y tratar de impulsar las investigaciones donde no había otra información disponible”.
La “búsqueda familiar” fue utilizada por primera vez cuando alguien lanzó un ladrillo contra el parabrisas de un camión, en marzo de 2003, provocando que el conductor del camión sufriera un mortal ataque al corazón.
Craig Harman fue rastreado a través del ADN que se encontró en el ladrillo que arrojó y fue condenado a seis años de cárcel, condenado por homicidio.
Pero la investigación de la muerte de Gladys Godfrey sería la primera vez quela inspección de ADN familiar se utilizaría para encontrar y condenar a un asesino.
Frances Bates fue la agente de inteligencia que dirigió esa tarea.
“Me encantaría decir que hubo un momento de iluminación repentina pero con la búsqueda familiar no fue realmente así”, explicó.
“El resultado es una lista bastante larga de potenciales parientes del delincuente y recae sobre la policía local usar el conocimiento al cual tienen acceso”.
Eso quiere decir que Bates y sus colegas debieron trabajar muy de cerca con los equipos de investigación de la policía. Visitaron Nottinghamshire, donde hicieron inspeccionaron la zona local y vieron videos de la escena del crimen.
La agente elaboró una lista de personas que tenían ADN muy similar a la muestra que se recuperó de la casa de Gladys.
“No fue un resultado inmediato; no le suministramos a la policía un nombre único”, aclaró Bates.
“De hecho, fue una lista muy larga de personas que podían estar emparentadas con el delincuente”.
Aplicaron parámetros como la geografía para confeccionar la lista y generar 20 nombres principales para que la policía los examinara. Resultó que la segunda persona en la lista era un pariente de Ward.
“Pudieron ir a donde el pariente cercano de Jason Ward, hacerle la pregunta acertada y encontrar a Jason para tomarle unas muestras”, indicó Richard Pinchin.
Cuando tomaron una muestra de ADN de Jason Ward, correspondía a la muestra de la escena del crimen, así como sus huellas digitales, que se correspondían con las que había en la vivienda de Gladys.
Phil Cumberpatch recuerda el momento en que supo que Ward había sido identificado como el asesino, en diciembre de 2003.
“Recuerdo estar preguntándome quién había tomado la muestra, porque era una competencia amigable (…) Querías ser esa persona, pero cuando te diste cuenta de que no lo eras, te sentías feliz de todas maneras”, manifestó.
“Estabas contento por que, tal vez, Gladys tendría justicia”.
La sobrina de Gladys asegura haber quedado “completamente conmocionada” cuando supo que el asesino había sido aprehendido.
“Lo mejor fue que sucedió dos o tres días antes de mi cumpleaños, así que fue como un regalo que lo hubieran encontrado”, manifestó Linacre.
“Me impactó ver su edad. Un joven como ese, no lo podía creer”.
Jason Ward vivía a 2,5 kilómetros del bungaló de Gladys.
Era una persona solitaria que vivía con sus padres, pasaba mucho tiempo con juegos de computadora y había tenido problemas de abuso de alcohol y sustancias. Uno de sus excompañeros de clase le dijo a la BBC, en esa época, que era “extraño, raro y se dejaba influir”.
Al principio, Ward negó haber matado a Gladys, pero la policía tenía tantas pruebas que, finalmente, se declaró culpable de violación y asesinato.
Frances Bates estaba en el tribunal de Nottingham, en mayo de 2004, cuando un juez sentenció a Jason Ward a una pena mínima de 22 años de cárcel.
“Estaba sentada en la galería pública, cerca de la familia, y poder ver su reacción y que habían logrado el cierre de este caso, significó mucho para mí”, dijo.
“Sólo jugué una parte muy pequeña en el caso, pero saber que ayudé a cerrarlo fue muy importante para mí y algo en lo que sigo pensando hoy en día”.
Richard Pinchin consideró que la exitosa condena fue muy importante para la difusión de la técnica del ADN familiar.
“Me parece que fue crucial”, afirmó.
“Sin ese caso y sin esa gente trabajando junta, no hubiéramos podido probar lo efectivo que era”.
A partir de entonces, se hizo una gran inversión en el Buró de Inteligencia Forense para ayudar en más investigaciones.
“Se volvió famoso mundialmente y nos invitaban a dar charlas en conferencias internacionales y esa tecnología se ha extendido a muchos países que tienen capacidades avanzadas en ciencias forenses, como EE.UU.”, dijo Pinchin.
En Reino Unidos, la inspección de ADN familiar ha sido usada en 212 casos criminales desde 2009, el año hasta el que se tienen registros oficiales.
La técnica ha sido destacada por ser instrumental en resolver casos estancados, como la violación y asesinato en 1983 de la adolescente Colette Aram, de 16 años.
Su asesino, Paul Hutchinson, había evadido su captura durante 25 años, hasta que su hijo fue arrestado por un incidente de tránsito en 2008. La toma rutinaria de una muestra del ADN del joven resultó clave: era casi idéntica a la del asesino.
En EE.UU. ayudó a resolver el famoso asesinato de Karen Klaas, la exesposa del cantante del dueto Righteous Brothers, Bill Medely.
Ella había sido asaltada sexualmente y estrangulada con sus propias medias en 1976, pero el asesino Kenneth Troyer no fue identificado hasta 40 años después. Él había muerto tiroteado por la policía, en 1982, pero al confirmarse su culpabilidad en el asesinato, la familia de Karen pudo tener un cierre.
A comienzos de este año, el ADN familiar se utilizó para identificar al sospechoso de ser el “asesino del Golden State”, un hombre acusado de cometer múltiple violaciones, asesinatos y robos en California entre los 70 y 80.
Los investigadores tenían muestras de ADN que vinculaban los crímenes, pero no correspondían a nadie que estuviera en la base de datos nacional del FBI.
La pruebas de ADN se incorporaron a un sito web de genealogía llamado GEDmatch, que identificó a varios parientes del asesino. La lista se pudo reducir utilizando información como el paradero del asesino y su edad.
La búsqueda finalmente condujo a un expolicía llamado Joseph James DeAngelo, que fue arrestado y está a la espera de juicio.
El caso, no obstante, generó preocupación acerca de la privacidad en EE.UU., principalmente porque los investigadores usaron un servicio de consumo cuyos usuarios se convirtieron en “informantes genéticos” sin saberlo.
Aun si tus parientes lejanos utilizan ese servicio, su ADN podría terminar enviándote a la cárcel, siempre y cuando hayas cometido un crimen.
Curtis Rogers, cofundador de GEDmatch, dijo a la publicación especializada New Scientist que pasó dos semanas en vela tratando de resolver el dilema ético.
“¿Nos aseguramos de que la privacidad de todos nuestros usuarios esté protegida? O, ¿vamos detrás de asesinos que Jack el Destripador parezca un angelito?”, se preguntó.
De vuelta en Reino Unido, el servicio que revolucionó la técnica ya no existe, pero su impacto en la investigación de Gladys Godfrey todavía es notable.
“Las semillas que se plantaron en ese caso todavía siguen activas en la mayoría de los países del mundo”, aseguró Richard Pinchin.
“Me siento muy orgulloso de saber que ayudamos a esa familia, pero también del legado del ADN familiar”, recalcó Frances Bates.
“Saber que comenzamos a usarlo y que ahora se ha extendido por el mundo y continúa ayudando a resolver casos hoy en día y darle cierre a otras familias, es muy importante para mí”.