¿Cuáles son sus planes como magistrado titular ante la CC?
Me gustaría lograr consenso con los otros magistrados. No sé quiénes son, solo sé de una suplente. Una de las cuestiones que a mí me parece necesaria es fortalecer a los letrados, colaborar en su capacitación especializada. De ser posible, ampliar un poco su número, para que se pueda atacar de mejor manera el volumen alto de trabajo; lo harían en beneficio de la calidad y cantidad del trabajo.
¿En qué más se enfocará?
Me parece que el plan de trabajo debiera incluir la modernización de la gaceta y jurisprudencia, para hacerla más efectiva y que sirva de mejor manera para obtener certeza, que esté a disposición a través de su divulgación adecuada con el medio, el foro, el juez y demás. Es cierto que la Corte se pueda apartar de su propia doctrina, pero debe ser motivado, explicado, no solo así, a capricho. Otra cosa que me gustaría es que no se partidice a la Corte.
¿A qué se refiere?
Es un tribunal, no debería estar influenciada por tendencias políticas específicas porque cada uno tiene sus propios intereses y necesidades, y en la jurisdicción no permiten identificarse con una especialmente porque se pierde la imparcialidad. Libertad e imparcialidad son grandes ejes que debieran ser plan de acción en la Corte.
¿Cómo ve los señalamientos a algunos magistrados que responden a grupos de interés?
Hay que poner distancia. No vivimos en un convento ni en una burbuja. Estamos en una sociedad que debería ser más abierta, tener más libertad de relación, sin suspicacias, pero también con la responsabilidad y prudencia de no parcializarse e involucrarse a intereses particulares o específicos.
La Corte no va a conocer pretensiones particulares, sino violaciones a derechos fundamentales, y eso es importante, porque dada la coyuntura nacional en la que estamos, es un clamor de la sociedad por la transparencia y por la pulcritud en todo lo que se haga; se podría hacer un buen aporte en equipo.
¿Revisará las finanzas?
Una de las propuestas es procurar que la Corte se oxigene, revisar sus situación presupuestal, financiera; ver cómo se consiguen apoyos para financiar programas específicos de capacitación, porque de allí va a depender la calidad y cantidad de trabajo que se pueda hacer; no se puede improvisar.
¿Cree usted que la Corte amerita algún cambio?
Sería muy aventurado decirlo sin estar dentro. Apenas anoche —miércoles— me enteré —de la designación—. Gracias a Dios no necesité, no conté con ningún apoyo de ningún grupo particular; nada de eso. Mi propuesta surgió espontáneamente, por convicción, de presentar mi aporte al país. Quiero asumir con seriedad y responsabilidad, no aventurarme a expresar cosas que no tengan fundamentos.
¿No invirtió en campaña?
No tuve que invertir nada más que lo que me costó formar los expedientes, con la ayuda de mi familia. No hablé con nadie, Dios lo sabe. Allí están los teléfonos, los pueden revisar, que no hay ninguna llamada que haya hecho, ninguna visita a un sector en particular. No fue nada gestado, no tuve necesidad y tampoco lo hubiera aceptado porque pretendo ser una persona que no esté sesgada, plegada a ninguna posición.
Temas como el caso Sepur Zarco y acciones de exfuncionarios y empresarios en prisión llegarán a la CC. ¿Qué papel tiene la Corte?
Debe ser independiente, muy prudente, y anteponer el interés de buscar la justicia a través del Derecho. No se puede emitir una opinión particular como en mi caso, porque al ejercer jurisdicción estaría adelantando una opinión que afectaría, pero sí pienso que esos temas son muy trascendentes, complicados, que merecen el respeto debido.
¿Qué retos se plantean para la nueva Corte?
Lanzar a la Corte hacia el respeto a las competencias. Ir más allá de lo que es su función esencial, evitar involucrar a la Corte en cuestiones que pudieran entenderse como muy políticas o politizadas. La Corte es para tratar justicia constitucional, no pretensiones, no justicia ordinaria, para esa hay un ente que es la Corte Suprema de Justicia.