Los casos “más frecuentes” son los de personas “con trastornos de ansiedad” , por el clima de inseguridad en el que viven, sobre todo en países como El Salvador y Honduras, explicó a la AFP Cecilia Pocasangre, del directorio de Acisam.
“En unos casos, la paranoia esta presente en personas que huyen o viven en colonias inseguras, en otros es la depresión por la muerte violenta de un familiar o por el abandono del lugar de residencia donde la persona vivió por mucho tiempo” , agregó Pocasangre.
El escenario preveleciente lleva a las personas a “autolimitarse” en sus actividades sociales, productivas y familiares y muchos optan por “enconcharse” en sus viviendas o huir “debilitando el tejido social, la solidaridad y desintegrando las comunidades” , estimó Acisam en un pronunciamiento.
Acisam, que tiene 30 años de trabajar en la salud mental con programas que se aplican en Centroamérica y el sur de México, denunció el establecimiento de un “corredor” de violencia desde Colombia hasta México, en el que también se ve involucrado Estados Unidos.
“En este corredor, el crimen organizado se constituye en una actividad económica pujante, alrededor del narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas, el secuestro y la extorsión, actividades que han experimentado un crecimiento exponencial” , explicó Pocasangre.
La violencia en la región, que incluye la lucha a muerte entre pandillas por la disputa de territorios, se concentra con mayor crudeza en Guatemala, El Salvador y Honduras, el llamado Triángulo Norte.
Para Acisam, la población también se ve afectada por políticas de corte neoliberal que “desarticularon” las redes de producción en la agricultura y manufactura y han subordinado las operaciones comerciales a “los designios” de transnacionales.
“Nuestros pueblos no tienen suficientes oportunidades para vivir a partir de su propio trabajo, y muchas de ellas se encuentran en la situación de emigrar para solucionar sus condiciones vitales” , advirtió la oenegé.