Según indicaron a Efe fuentes próximas a la investigación este jueves 26 de enero, el presunto agresor, que estaba pendiente de expulsión a su país, gritó “muerte a los cristianos” y “Alá es grande” mientras perpetraba su acción en la localidad gaditana de Algeciras.
Los hechos ocurrieron en la tarde del miércoles 25, cuando el atacante entró en la parroquia de Santa María Auxiliadora, irrumpió en una capilla y apuñaló al sacerdote Antonio Rodríguez, de 74 años, que estaba celebrando la eucaristía. El herido fue intervenido quirúrgicamente y se encuentra fuera de peligro.
A continuación, el hombre armado accedió a la Iglesia de Nuestra Señora de La Palma, en el centro de la ciudad y próxima a la anterior, donde causó diversos destrozos y atacó a un sacristán, Diego Valencia, quien logró salir del templo, pero fue alcanzado por el agresor en el exterior, que lo apuñaló hasta causar su muerte.
Aunque Yasin Kanza no contaba con antecedentes policiales, sí estaba en el punto de mira de las fuerzas españolas de seguridad debido a su radicalización, según indicaron a EFE fuentes de la investigación.
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El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, instó este jueves 26 a esperar al desarrollo de la investigación para determinar la naturaleza del ataque de ayer. El ministro, que se encuentra en Estocolmo en una reunión informal con sus homólogos europeos, regresará después directamente a Algeciras, para conocer la situación de primera mano.
La Policía registró la vivienda que ocupaba el autor del ataque, lo que servirá para “determinar la naturaleza de los hechos, su naturaleza terrorista o cualquier otra naturaleza que pueda derivar”, declaró a EFE Grande-Marlaska, a la entrada a la reunión.
El detenido vivía con otros dos jóvenes que han sido interrogados pero no detenidos.
De momento, Kanza permanece en dependencias policiales en Algeciras, a la espera de ser trasladado a Madrid y ser puesto a disposición de la Audiencia Nacional española, que se encarga de juzgar los asuntos de terrorismo en España.
Desde la Iglesia, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán, condenó el asesinato del sacristán y pidió que no se “demonice a ningún colectivo”, ni se caiga en demagogias o en identificar el terrorismo con ninguna religión.