Un video muestra los últimos momentos de Rhonita Miller y sus cuatro hijos, integrantes de la familia LeBarón.
En la grabación, sicarios de La Línea discuten cómo asegurarse de que están muertos: con fuego.
Milenio informó que esa evidencia está en manos de la Fiscalía General de la República de México.
El 3 de noviembre de 2019, al menos un centenar de sicarios de La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez, sentenciaron sin saber a 16 personas de una familia que horas más tarde fueron emboscadas.
El día de los crímenes se reunieron en un rancho perteneciente a su líder, el grupo se trataba de 100 personas fuertemente armadas que determinaron recuperar la región de Agua Prieta, en Sonora, que estaba en manos de sus rivales del Cártel de Sinaloa.
Los criminales se dividieron en dos grupos: uno de 60 sicarios al mando de El Gil y otro de 40 sicarios bajo órdenes de Freddy Calles Romero El Tolteca, quien actualmente está vinculado a proceso en México por el ataque contra los LeBarón.
La orden del ataque
Luego, los sicarios de El Tolteca se colocaron en dos puntos carreteros estratégicos y se les dio la orden: “disparar a cualquiera, ya sea un civil o policía, a cualquiera”.
Por eso cuando la camioneta en la que viajaba Rhonita con sus cuatro hijos por el primer punto y Christina y Dawna en otros dos vehículos con otros 10 niños pasaron ahí, los atacaron a tiros.
El 4 de noviembre, aproximadamente a las 9:30 horas, una caravana de tres camionetas salió del rancho de la Mora.
Rhonita Miller viajaba con sus cuatro hijos, Christina Langford con su bebé y Dawna Ray con otros nueve niños. El primer ataque fue contra el vehículo que manejaba Rhonita junto a sus cuatro hijos de 12, 10 y dos gemelos de 8 meses, añadió la publicación de Milenio.
Por qué se retrasó el viaje
El viaje se retrasó debido a que el auto en el que viajaba se descompuso; sin embargo, regresó a su hogar en un rancho en La Mora, Sonora, y tomó otra camioneta.
Sin embargo, momentos después, ya sobre la carretera llegó a uno de los puntos estratégicos establecidos por los sicarios de La Línea.
La mujer y sus cuatro hijos menores de edad se enfrentaron a cinco minutos de fuego intenso de rifles automáticos, rifles de precisión y ametralladoras.
Más de 900 disparos
Les dispararon 923 veces, 321 disparos impactaron en el vehículo. Según los familiares de las víctimas, aún encuentran casquillos en la zona derivado de la magnitud del ataque armado.
Los LeBarón presentaron evidencias para demostrar que a Rhonita y a sus hijos los quemaron vivos, porque consiguieron que Enrique Baeza, de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada de la Fiscalía General de la República en México, presentara ante el juez estadunidense partes de un video en el que los sicarios que dispararon contra la camioneta luego se acercaron para prenderle fuego.
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Conversación
De los sucedido, el gobierno mexicano tiene evidencia y presentó ante una corte de Estados Unidos.
Esta es la conversación que se alcanza a distinguir:
“Ah, no, ya lo hicieron un desastre en serio, hombre”. “Van a terminarlo, viejo.”
“No viejo, ellos se quedaron” “Míralo. No, no debe ver nada.”
“Dispárale, no lo des por hecho”. “Quémala” “Oye, no lo rodees, detente” “Ok, ok” “Esto está jodido”.
Según la investigación, uno de los niños intentó escapar del vehículo, pero no lo logró, y que otro murió en el suelo junto al automotor.
Expertos contratados por la familia LeBarón para analizar la escena de los hechos aseguran que los sicarios arrojaron gasolina o algún combustible dentro del vehículo antes de incendiarlo.
Además, de acuerdo con las autoridades mexicanas que fueron consultadas para la demanda civil que se presentó contra el Cártel de Juárez y La Línea, esta última organización ha tomado como su firma personal la quema de vehículos tras sus agresiones y ejecuciones, esto con la intención de intimidar a civiles y políticos.
A poco más de 14 kilómetros, Christina Langford y su bebé de 7 meses fueron emboscadas en un segundo ataque.
De acuerdo con la evidencia que se presentó en Estados Unidos, Christina salió del auto, levantó las manos y suplicó por su vida y por la de su bebé, pero igual la mataron con cuatro tiros.
Su bebé quedó abandonado en medio del desierto y al final fue rescatado con deshidratación severa. Minutos después, Dawna Ray llegó al lugar donde habían asesinado a Christina.
La mujer intentó ayudarla, pero los sicarios lo evitaron: comenzó de nuevo la lluvia de balas y ella solo alcanzó a gritarle a los pequeños que se agacharan y se protegieran.
La asesinaron a ella y a dos de los niños, al resto los abandonaron en el desierto. Según la reconstrucción de los hechos, realizada por doctores y expertos contratados por los LeBarón, Dawna pudo ver, durante su agonía, cómo sicarios armados hasta los dientes y con camuflaje, asesinaban a uno de sus hijos.
Los demás, siete menores tuvieron que soportar el frío y las heridas antes de ser rescatados. Uno de ellos tenía un daño en la quijada por un disparo lo que causó que hasta la fecha le hagan falta algunos de sus dientes.
Luego, tras casi 10 horas de búsqueda, fueron encontrados con vida.
El múltiple crimen fue declarado por un juez federal de Estados Unidos como un acto terrorista, fue tan brutal que estableció que el Cártel de Juárez, identificado como una entidad ligada al narcotráfico internacional, debe pagar más de US$4 mil millones a las familias Miller, Langford y Ray a manera de reparación del daño.