El actual mandatario venezolano prometió “defender el legado” y, en cierta medida, ha cumplido su palabra al mantener el control de cambio establecido en el 2003, los programas sociales, los frecuentes aumentos salariales y una conducción económica contraria a la sugerida por instancias internacionales.
No obstante, Maduro no ha contado con el soporte financiero de su antecesor ni con su popularidad, dos variables que fueron suficientes para desatar la tormenta política, económica y social en la que está envuelta Venezuela y que ha redundado en una profunda crisis que afecta principalmente a sus ciudadanos.
Aunque el líder chavista y candidato a la reelección ha aumentado el salario en una veintena de ocasiones la mitad de los trabajadores venezolanos hoy devengan 37 dólares mensuales, insuficientes para enfrentar la escasez generalizada de productos y una inflación que cerró el año pasado en 2.616 por ciento, según datos del Parlamento.
Venezuela pasó de construir hospitales en otros países con Chávez a no ser capaz de satisfacer las necesidades de sus propios centros de salud con Maduro, y de preocuparse por los niños en las calles en 1998 a ser en la actualidad la nación con más pobres de Latinoamérica, después de Haití, con la mitad de sus ciudadanos en la miseria.
Factores que la oposición siempre achacó a Hugo Chávez como la polarización política y la diáspora han recrudecido desde la muerte del líder revolucionario. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que 1,6 millones de venezolanos han abandonado su país en los últimos años.
Miles de empresas han cerrado sus puertas desde que se instauró la revolución bolivariana, la mayoría durante el quinquenio gobernado por Maduro, quien ahora es señalado de encabezar un régimen antidemocrático, lo que ha mermado aún más las inversiones en ese país.
Con todo, el jefe del Estado no se amilana y augura “victorias económicas” una vez lo reelijan el 20 de mayo cuando se disputará la Presidencia en unos comicios señalados desde ya de fraudulentos y en los que no participará la principal coalición opositora.
Un grupo de exministros se ha alejado del Ejecutivo y le ha criticado, pues aseguran que Maduro perdió el rumbo trazado por Chávez y eso es lo que ha traído la crisis.
Del otro lado, quienes siempre se opusieron al chavismo reiteran que Venezuela está pagando las consecuencias de los actos del fallecido presidente.