El atacante hirió a otras cuatro personas y escapó.
“Levanté la mirada y lo vi a través de la reja con el arma. Ahí empezó a disparar sin decir nada”. Esa es una de las primeras imágenes que se le vienen a la cabeza a Sara L., una joven de 21 años, al recordar el horror que vivió hace unos días en una fiesta a la que asistía, donde un hombre irrumpió a balazos porque le molestaban los ruidos de la reunión e hirió a cinco personas. Una de ellas, su hermana S., de 17 años, quien recibió un balazo en la espalda que la dejó parapléjica y aún lucha por su vida.
Desde el hospital Penna donde está internada la víctima, Sara relató la violenta secuencia que tuvo lugar después de la medianoche del domingo pasado en una vivienda ubicada en la Manzana 11 del asentamiento ubicado entre los barrios porteños de Barracas y Nueva Pompeya.
Dijo que ella y su hermana fueron invitadas para festejar los 50 años del tío de Jocelyn, la mejor amiga de S. del club Libertadores, de San Cristóbal, donde las tres juegan al futsal.
Las jóvenes, nacidas en Perú, viven en la zona de Balvanera junto a sus padres y nunca habían entrado al barrio de Jocelyn y aceptaron la invitación por tratarse de una reunión familiar, pero poco después de las 12 de la noche todo cambiaría de manera abrupta.
“Mi hermana me dijo ‘dale vamos. Es una fiesta nada más’. Yo acepté y fuimos. Era la primera vez que íbamos al barrio. Estábamos en la casa con mi hermana y serían las 12 o 12.30. No era solo ese el lugar con música. Había varias casas en el barrio y con ruido más fuerte todavía. De repente vino un tipo hasta la reja de la casa y empezó a los gritos a decir que apagáramos la música. Me quedé mirándolo y ahí nos explicaron que era el vecino de la casa de enfrente”, relató Sara.
Luego el hombre ofuscado lanzó una amenaza temeraria: “Mañana van a amanecer todos muertos”, les dijo a los casi 20 asistentes a la fiesta. En ese momento -recordó Sara- no le dieron importancia. “Nadie se imaginó que unos 50 minutos después, mientras estaba con mis amigas y con mi hermana riéndonos, el tipo iba a aparecer. Esta vez con el arma”, agregó la hermana de la víctima. Después llegaron los estruendos y la balacera comenzó. Todo era confusión hasta que uno de los disparos, que fueron al menos 8, hirió de gravedad a S.
“El tipo alzó la mirada y empezó a tirar. Yo estaba sentada y cuando lo vi, me apoyé contra una pared y me pasó una bala rozando por la cabeza. Me doy vuelta y me doy cuenta de que mi hermanita tenía una herida en el pecho y le estaba saliendo bastante sangre”. Al ver esa escena, la primera reacción de Sara fue abalanzarse sobre la adolescente. No lo hizo por que sí. La joven de 21 años es estudiante de enfermería y tiene idea de qué hacer en estos casos.
“Me levanté a cubrirla para hacerle presión en el pecho y ahí me pasó una bala rozando en la cintura. No sé cómo de milagro yo estoy viva. Fue casi una masacre. Ahí todos empezaron a gritar, se alborotaron y nadie quería llamar a la ambulancia porque estaban todos alterados. Yo estaba tapándole mientras tanto la sangre a S. con una mano y con la otra mano llamé al 911″, agregó.
S. no fue la única herida. Las balas impactaron en al menos cuatro personas más. “Hubo otros cinco heridos, pero ya están dados de alta.
Los médicos del Penna lograron estabilizar a S. y salvarle la vida, pero el diagnóstico fue brutal. No va a poder moverse del cuello para abajo. En la memoria de Sara quedó grabado el trayecto del proyectil a través del cuerpo de su hermana y su relato estremece. “La bala entró por la espalda, le perforó una costilla, luego se fue a la médula espinal, le perforó parte del corazón con un orificio grande y tres orificios en el pulmón y salió por el pecho. Está luchando por su vida”, contó.
Respecto al sospechoso, Sara reveló que los efectivos policiales le indicaron que se trata de un hombre identificado como Edzon Ortiz, un hombre nacido en Bolivia, al que conocen en el barrio como “El Boli”.
“Nos dijeron que escapó en una moto y todavía no sabemos nada. Los vecinos nos dijeron que tiene antecedentes, pero ni siquiera la dueña de la casa donde pasó todo quiere hacer la denuncia”, lamentó la joven, que pide colaboración para poder contactar a un cirujano especialista en columna para obtener una segunda opinión y ver si el daño ocasionado en ella puede llegar a ser reparado.