Frases como “¡Ahora!”, “¡Hey, Bill!”, o “¡Tenemos que regresar a casa!”, no bastaron para que Clinton apresurara el paso.
Obama se lo tomó con calma y esperó a su antecesor hasta que subiera las gradas –que hizo sin prisa- para darle la mano y recibir un abrazo de camarada.
Obama y Clinton participaron en los actos con motivo de la muerte del exprimer ministro israelí Shimon Peres.