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Además de forzar la evacuación de un buen número de viviendas en la periferia de la ciudad, las llamas amenazan de nuevo la supervivencia del Observatorio del Monte Wilson, una estructura de observación espacial con 116 años de antigüedad, desde la que trabajaron científicos como Edwin Hubble, y que durante décadas fue el telescopio más importante del mundo.
Mientras las condiciones mejoraron la semana pasada, el trabajo de los más de mil 700 bomberos en la zona se ha dificultado tras encadenarse varios días de altas temperaturas en un clima seco y con vientos más rápidos.
“En torno al incendio de Bobcat todavía hace bastante calor seco, habrá ráfagas de viento por la tarde y la noche”, dijo el meteorólogo David Sweet en declaraciones al diario Los Ángeles Times.
Impacto en la calidad de aire y destrucción de viviendas
Las ráfagas de viento podrían aumentar a lo largo de la semana impidiendo las labores de contención y extendiendo la mala calidad del aire en el área metropolitana de Los Ángeles, donde viven más de 13 millones de personas.
La semana pasada, este mismo incendio causó en toda la zona una capa de neblina polvorienta que obligó a las autoridades a enviar alertas por la mala calidad del aire.
Recomendaciones como no hacer ejercicio al aire libre, cerrar las ventas y evitar lo máximo posible la exposición al aire libre continúan especialmente aconsejadas para los residentes del noreste del condado, en las localidades de Pasadena, El Monte y Juniper Hills.
En esa última, decenas de personas siguen sin saber cuándo podrán volver a sus casas mientras que otras conocen que sus viviendas han sido devoradas por la ferocidad de las llamas.
Temperaturas no ayudan
Al tiempo que el fuego de Los Ángeles preocupa por la proximidad a zonas residenciales, el resto de focos en el norte de California y el estado de Oregon siguen activos.
El más importante de todos, conocido como August Complex, ha podido contenerse en un 34% de las más de 355 mil hectáreas que arden en una zona montañosa de muy difícil acceso para las tareas de extinción.
Unos 19 mil bomberos se encuentran trabajando a lo largo y ancho de California para evitar que los vientos previstos descontrolen todavía más los fuegos, que han devastado una superficie equivalente a casi todo el territorio de Puerto Rico y dejado al menos 26 víctimas mortales, incluidos tres bomberos.