Los jóvenes aparecieron -sin más atuendo que unos pantalones cortos y camisetas, donadas por reos- en la carretera que lleva a la Cárcel Modelo, la prisión más grande de Nicaragua, donde únicamente se lleva a los convictos que cumplen sentencia, incluyendo los más peligrosos.
Al mismo tiempo que los universitarios aparecían en las carreteras, la Policía Nacional emitía un comunicado en el que daba por culminada la liberación de los detenidos en los departamentos (provincias) de Managua, Masaya, Granada, Chinandega, León y Carazo.
La Policía nicaragüense, señalada de actuar con represión contra los jóvenes y proteger a las fuerzas de choque de Ortega, conocidas como “turbas”, no especificó cuántos manifestantes habían arrestados, a cuántos habían devuelto su libertad, ni si todos los arrestados fueron excarcelados.
Los jóvenes también acusaron a la Policía Nacional de maltrato, a lo largo de cinco días de manifestación, en las que se reportan más de 400 heridos y una cantidad no especificada de desaparecidos.
“Ahí la tortura fue de la Policía, nos formaron en una fila, entonces cada uno te daba un golpe, nos arrodillaron a todos, nos esposaron con las manos atrás, te llevaban con la cabeza casi al suelo, te pateaban si caías, nos ponían socadas las esposas y si reclamábamos nos pisaban las manos”, dijo otro estudiante liberado.
Asimismo, aseguraron que los reos que pagaban condena se compadecían de ellos al ver que recibían golpes por expresarse en contra de Daniel Ortega.
“Nos preguntaron si estábamos con el pueblo, entonces nos daban ropa, comida, pasta de diente, ellos se quitaban todo por ayudarnos. A algunos los sacaron de sus celdas para torturarlos sólo porque nos apoyaban”, agregó el segundo.
Los universitarios habían sido detenidos en diversas protestas contra el Gobierno de Nicaragua, que iniciaron por las nuevas medidas de seguridad social que afectaban a los trabajadores y que después se ampliaron hasta coincidir con la petición de la renuncia de Ortega.
Los nicaragüenses están a la expectativa de un diálogo con la mediación de la iglesia, propuesto por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), y el que el mandatario Ortega aceptó siempre que fuera sin condiciones previas, incluido el “cese de la represión”, planteado por el clero y los empresarios.
Los universitarios -que encabezan las manifestaciones y representan “la reserva moral de Nicaragua”, según dijo el influyente obispo Silvio Báez- han insistido en que ellos no están interesados en un diálogo porque su única petición es la dimisión de Ortega.
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