Las ganancias proceden de los millones de estadounidenses que valoran la comodidad de la entrega rápida a domicilio, pero los críticos se quejan de que el acuerdo tiene un gran costo para los trabajadores, a los que, según dicen, la empresa presiona hasta el extremo físico.
Ese modelo laboral podría empezar a cambiar gracias a un proyecto de ley de California que exigiría a los empleadores de almacenes como Amazon revelar las cuotas de productividad de los trabajadores, cuyo progreso suelen monitorear mediante algoritmos.
“Ahora las computadoras llevan a cabo la función de supervisión”, afirmó la asambleísta Lorena González, autora del proyecto de ley. “Pero no tienen en cuenta el factor humano”.
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El proyecto de ley, que la Asamblea aprobó en mayo y se espera que el Senado estatal someta a votación esta semana, prohibiría cualquier cuota que impida a los trabajadores tomar los descansos exigidos por el estado, usar el baño cuando sea necesario o que impida a los empleadores cumplir con las leyes de salud y seguridad.
La legislación ha suscitado una intensa oposición por parte de los grupos empresariales, que argumentan que provocaría una explosión de costosos litigios y que castiga a toda una industria por los excesos percibidos de un solo empleador.
“Van por una empresa, pero al mismo tiempo están metiendo a todos los de la cadena de suministro en la misma canasta”, aseveró Rachel Michelin, presidenta de la Asociación de Minoristas de California, de cuya junta directiva forma parte Amazon.
California destaca en el sector del comercio electrónico y la distribución, tanto por su enorme economía y su condición de centro tecnológico como por albergar los puertos por los que llega gran parte del inventario importado de Amazon. La región conocida como Inland Empire, al este de Los Ángeles, tiene una de las mayores concentraciones de centros de distribución de Amazon en el país.
Kelly Nantel, vocera de Amazon, declinó hacer comentarios sobre el proyecto de ley, pero dijo en un comunicado que “los objetivos de desempeño se determinan con base en el desempeño real de los empleados durante un periodo” y que tienen en cuenta la experiencia del empleado, así como consideraciones de salud y seguridad.
“Los despidos por problemas de rendimiento son poco frecuentes: menos del uno por ciento”, añadió Nantel.
Ambas partes parecen considerar que la lucha por las cuotas de Amazon tiene mucho en juego.
“Sabemos que el futuro del trabajo está cayendo en esta cuestión de los algoritmos, de la inteligencia artificial”, afirmó González, la autora del proyecto de ley. “Si no intervenimos ahora, otras empresas estarán en la siguiente etapa”.
Michelin, la presidenta de la asociación de minoristas, enfatizó que los datos eran “información confidencial” y que quienes proponen este proyecto de ley “quieren esos datos porque ayudan a sindicalizar los centros de distribución”.
Un informe del Strategic Organizing Center, un grupo respaldado por cuatro sindicatos, muestra que la tasa de lesiones graves de Amazon a nivel nacional fue casi el doble que la del resto de la industria del almacenamiento en 2020 y más del doble que la de los almacenes de Walmart, uno de sus principales competidores.
Cuando se le preguntó por los resultados, Nantel, la portavoz de Amazon, no los mencionó directamente, pero dijo que la empresa se había asociado hace poco con un grupo sin fines de lucro para la defensa de la seguridad a fin de desarrollar maneras de prevenir las lesiones musculoesqueléticas. También dijo que Amazon había invertido más de US$300 millones este año en medidas de seguridad, como el rediseño de puestos de trabajo.
Los empleados de Amazon se han quejado con frecuencia de que los supervisores los presionan para que trabajen a velocidades que los desgastan físicamente.
“Había muchas mujeres de la tercera edad”, dijo un trabajador en un estudio financiado por la Federación de Trabajadores del Condado de Los Ángeles, que también respalda el proyecto de ley de California. Los jefes “se acercaban a estas mujeres mayores y les decían: ‘Oye, necesito que te apures’, y entonces podías ver en su rostro que estaban a punto de llorar. Parecían pensar: ‘Esto es lo más rápido que puede ir mi cuerpo, literalmente’”.
Yesenia Barrera, una exempleada de Amazon en California, relató que sus jefes le decían que tenía que sacar 200 artículos por hora de una cinta transportadora, retirarlos de la caja y escanearlos. Dijo que por lo general podía alcanzar este objetivo solo si minimizaba su uso del baño.
“Para conseguirlo, tenía que dejar de ir al baño”, dijo Barrera en una entrevista para este artículo. “Cuando sonaba el timbre para un descanso, sentía que tenía que sacar unos artículos más antes de salir”.
La viabilidad del proyecto de ley siempre ha sido más difícil en el Senado estatal, donde las enmiendas lo han debilitado. El proyecto de ley ya no ordena a la agencia estatal de seguridad y salud laboral que elabore una norma para prevenir las lesiones en los almacenes derivadas del exceso de trabajo o de otras tensiones físicas.
En cambio, le otorga a la Oficina del Comisionado Laboral del estado acceso a datos sobre las cuotas y las lesiones para que pueda intensificar la aplicación de la ley. Los trabajadores también podrían demandar a los empleadores para eliminar las cuotas demasiado estrictas.
González dijo que confiaba en el voto del Senado, que debe producirse antes del cierre de la sesión legislativa del viernes, pero los grupos empresariales siguen haciendo todo lo posible para descarrilarlo.