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¿Un muro fronterizo en el norte de EE. UU.? Los republicanos quieren ponerlo a debate

Nikki Haley, una exgobernadora de Carolina del Sur, les ha dicho con frecuencia a los votantes que la frontera sur no es la única que necesita un mayor refuerzo.

Fauna en el exterior durante la noche en Pittsburg, Nuevo Hampshire, el 6 de enero de 2024. (John Tully/The New York Times)

Fauna en el exterior durante la noche en Pittsburg, Nuevo Hampshire, el 6 de enero de 2024. (John Tully/The New York Times)

El expresidente Donald Trump preparó el caminó hacia la presidencia en 2016 al llamar a construir un “muro grande y hermoso” a lo largo de la frontera estadounidense con México.

Sus rivales en las elecciones primarias republicanas en 2024, en busca de cualquier ventaja sobre él, pusieron la mirada en el norte.

Nikki Haley, una exgobernadora de Carolina del Sur, les ha dicho con frecuencia a los votantes que la frontera sur no es la única que necesita un mayor refuerzo. Haley manifestó: “También la frontera norte”.

El sábado, cuando los reporteros le cuestionaron si sus comentarios significaban que apoyaba la construcción de un muro, la exgobernadora respondió: “Creo que hacemos lo necesario para mantener fuera a la gente. Si es lo que se necesita para mantenerlos fuera, construiremos un muro, crearemos cualquier tipo de patrulla fronteriza que necesitemos tener”.

Ron DeSantis, el gobernador de Florida, quien puso fin a su campaña por la candidatura y dio su respaldo a Trump el domingo tras contender con Haley por el segundo lugar después del expresidente, había sugerido hace poco construir un muro a lo largo de algunas franjas problemáticas de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Vivek Ramaswamy, un emprendedor de tecnología, abandonó la contienda la semana pasada, pero no antes de llegar acompañado por un equipo de cámaras a Pittsburg, Nuevo Hampshire, una población diminuta que se ubica justo debajo de la línea irregular de poco más de 8850 kilómetros que divide Estados Unidos y Canadá. Posteriormente, recibió críticas de parte de algunos periodistas y expertos canadienses cuando afirmó que Estados Unidos no debería construir solo un muro, sino dos.

En Pittsburg, donde los residentes Beverly Martin, de 79 años, y Chip Jones, de 74, se sentaron en la barra de un restaurante ecléctico que parecía un granero una tarde reciente en la que cayó nieve, la idea de un muro fronterizo a lo largo de los límites más al norte de Nuevo Hampshire, una región aislada y con abundantes bosques, era completamente repudiada.

En una entrevista realizada en el Full Send Bar and Grill cerca de la Ruta 3, Jones, un republicano y jefe de bomberos retirado de Massachusetts que pasa el invierno en Pittsburg, comentó: “Y luego tienes a este Ejército nacional armado que puede ser utilizado contra ti y tus derechos”. El hombre hizo una pausa, reflexionó al respecto y mencionó: “Un muro fronterizo en Pittsburg simplemente no parece correcto”.

“No está bien”, contestó Martin, quien también es republicana y enseñó Economía del Hogar durante dieciocho años en la Escuela Pittsburg cerca de ahí. La mujer añadió: “Mucha gente en Pittsburg tienen familiares del otro lado de la frontera y las personas de las ciudades fronterizas de Canadá vienen aquí a trabajar”.

La frontera sur del país ha formado parte desde hace mucho tiempo de la psique del electorado estadounidense. El tema ha contribuido al bajo índice de aprobación del presidente Joe Biden y ha amenazado su plataforma de política exterior. También ha causado conflicto en el Congreso y generó una carga extra para los alcaldes y los líderes locales que lidian con refugios abarrotados y servicios sociales sobrecargados a medida que más y más familias de migrantes han sido enviadas en autobús a ciudades de todo Estados Unidos.

El ahora reducido campo del Partido Republicano se unió con los llamados a poner fin a las políticas santuario y abogó por medidas enérgicas militarizadas contra los cárteles de la droga y las deportaciones masivas de millones de personas que han ingresado a Estados Unidos durante el gobierno de Biden.

Las advertencias republicanas sobre terroristas, criminales y traficantes han llevado la atención nacional hacia lugares como el extremo norte de Nuevo Hampshire, lo que ha frustrado a algunas de las personas que viven allí, quienes, a diferencia de las comunidades en su mayoría latinas a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, no están acostumbradas a ser una parte tan prominente del debate nacional sobre inmigración.

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Pittsburg, que registró una población de 830 personas en el informe más reciente de la Oficina del Censo, es el municipio más grande por área en Nueva Inglaterra y es conocido como un destino para los entusiastas de las motos de nieve y los vehículos todo terreno, así como para los cazadores y los pescadores con mosca. Los residentes fronterizos de mucho tiempo pueden recordar cuando la línea divisoria en el norte era, como les gusta decir a sus contrapartes del sur, solo “una línea en la arena”… o, en este caso, en la nieve. Al igual que en ciudades fronterizas de estados como Texas y Arizona antes de que se colocaran barreras, no era raro, expresaron algunos habitantes de Pittsburg, ver lo que parecían ser migrantes que caminaban para cruzar la frontera.

Además, al igual que esas ciudades de la frontera sur, Pittsburg se ubica en tierras que alguna vez fueron ferozmente disputadas (primero, con los franceses, los británicos y los abenakis, quienes usaban su región silvestre al norte como su territorio de caza, y, después, con los británicos y los estadounidenses). El Tratado de París, que se firmó en 1783 y puso fin a la guerra de Independencia, dejó mal definida la línea divisoria entre lo que en la actualidad es Quebec y Nuevo Hampshire. Los residentes, frustrados por la disputa y atrapados entre las dos naciones, establecieron su propio gobierno, la República del Indian Stream.

En octubre, el gobernador de Nuevo Hampshire, Chris Sununu, quien ha respaldado a Haley y ha pronunciado discursos en sus mítines en el estado en semanas recientes, y otros funcionarios estatales anunciaron un incremento de diez veces en patrullajes a lo largo de la línea divisoria al norte. En una entrevista, Sununu declaró: “La gran mayoría de los cruces fronterizos se registran en la frontera sur, pero la mayoría de los cruces fronterizos de personas que están en la lista de vigilancia de terroristas ocurren en la frontera norte”.

Las estadísticas más recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos muestran que los arrestos del año pasado de personas que ingresaron ilegalmente en el sector que cubre Nuevo Hampshire, Vermont y partes del norte del estado de Nueva York alcanzaron los niveles más altos en al menos dieciséis años. Entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, los agentes interceptaron a 6925 personas mientras cruzaban ilegalmente, un incremento en comparación con los 1065 en el mismo periodo del año previo.

En la calle principal de Pittsburg, en el interior de la oficina del gobierno municipal, un edificio largo con paneles de madera y techo inclinado que también alberga su departamento de policía, Linda Clogston, la cobradora de impuestos y tesorera de la asociación histórica local, ha trabajado con líderes y funcionarios comunitarios en ambos lados de la frontera para colocar marcadores que conmemoran la República Indian Stream y otros sitios históricos. Al otro lado de la calle, el Museo de la Sociedad Histórica de Pittsburg exhibe canoas, sierras de arrastre, botas para leñadores y otros artefactos de tiempos en que la gente circulaba con mayor facilidad a través del área silvestre de la frontera.

Una tarde reciente, Clogston aseguró que los residentes de Pittsburg parecían más preocupados por el aumento de los precios de las propiedades que por quiénes cruzaban la frontera.

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En la ciudad, hay evidencia anecdótica de la ola trumpiana que ha impactado otras zonas rurales de Nuevo Hampshire y Estados Unidos. Banderas y letreros pro-Trump cuelgan de los muros de algunas casas y se asoman en los patios. Al lado de la carretera, un cartel que decía “Construyan el muro” estaba clavado en un árbol perennifolio. Con el comienzo de las primarias, varios votantes mencionaron la inmigración como una de las principales preocupaciones de la elección, pero, en general, se referían a la frontera sur.

Wayne Dorman, de 71 años, un demócrata conservador y propietario de una empresa de concreto, aseveró que no se opone a que el gobierno aumente los recursos destinados a lo largo de la frontera norte. Sin embargo, rebatió que lo agreste de la región era suficiente para mantener alejada a la gente. Dorman concluyó: “Es decir, no somos Texas”.