La primera reacción de Engfors, quien ha tenido que superar una dura etapa de alcoholismo según trabajadores de un albergue para vagabundos de la localidad, fue que se comprará un par de esquíes y gastará parte del dinero para reencontrarse con su hija a quien no ve desde hace más de 20 años.
“Michael se ha hundido hasta el borde pero nunca se rindió, seguía insistiendo en que con el tiempo la suerte iba a cambiar”, afirmó Jeremy Kowalis que trabaja para el refugio, al canal de noticias 9News.
Trabajadores del albergue aseguran que el indigente no había comprado billetes de lotería antes pero que ese día lo hizo. Engfors, incluso durmió en el piso de una iglesia el mismo día que se ganó la lotería.