El Gobierno turco acusa a Gülen de orquestar el golpe de Estado fallido que vivió el país el viernes pasado, en el que aparentemente estuvo implicada parte de la jefatura militar turca.
Turquía ha enviado dos cartas a las autoridades estadounidenses, una al Departamento de Justicia, solicitando el arresto de Gülen, y otra al Departamento de Estado, pidiendo la extradición.
Hasta ahora, las autoridades de Estados Unidos venían repitiendo que Turquía no había realizado esa petición y que, en cualquier caso, sería necesario que Ankara aportara pruebas sobre la implicación en la asonada de Gülen, que reside desde 1999 en Pensilvania.
Al respecto, el primer ministro turco, Binali Yildirim, prometió el martes aportar toda la información necesaria, al tiempo que acusó a Estados Unidos de proteger a un “cabecilla terrorista”.
Asimismo, Earnest explicó que el presidente estadounidense, Barack Obama, telefoneó a su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, a quien urgió a investigar el golpe de Estado “con el debido proceso” así como “de la mano de lo valores democráticos”.
El mandatario estadounidense pidió a su homólogo turco que las investigaciones y el procesamiento de los autores del golpe “se lleven a cabo de manera que refuercen la confianza pública en las instituciones democráticas y el estado de derecho” y le ofreció asistencia a las autoridades turcas para dicha investigación.
Obama “condenó de nuevo enérgicamente el intento de la semana pasada para eliminar violentamente al Gobierno civil elegido democráticamente en Turquía y expresó su apoyo a la democracia turca”.
Además, el mandatario alabó “la determinación del pueblo turco” contra esta “intervención violenta” y su compromiso con la democracia.
Turquía endurece respuesta contra insurrectos
El gobierno turco escaló el martes la respuesta contra las personas que considera aliadas de los presuntos autores del fallido golpe de estado y despidió a casi 24 mil maestros y empleados del Ministerio de Educación en ese país.
La purga está tocando prácticamente todo aspecto de la vida del gobierno.
La prensa local, en rápidos reportes, informó que el Ministerio de Educación despidió a 15 mil 200 personas en todo el país; el Ministerio del Interior destituyó a ocho mil 777 personas y la Junta de Educación Superior pidió la renuncia de los decanos.
Además, 257 personas que trabajaban en la oficina del primer ministro fueron despedidas y la Dirección de Asuntos Religiosos anunció la remoción de 492 personas, incluyendo clérigos, oradores y maestros religiosos.
Los despidos del martes se suman a las casi nueve mil personas que han sido detenidas por el gobierno, incluyendo personal de seguridad, jueces, fiscales, personalidades religiosas y otros.
La agencia estatal de noticias Anadolu informó que los tribunales ordenaron que 85 generales y almirantes permanezcan encarcelados pendientes a ser enjuiciados por su papel en el fallido golpe de Estado del 15 de julio.
La violencia que rodeó a lo sucedido el viernes causó la muerte de 208 simpatizantes del gobierno y de 24 presuntos golpistas. El gobierno insiste en que Fethullah Gulen, un clérigo musulmán que vive en Estados Unidos, fue el autor intelectual del alzamiento y ha demandado su extradición. Gulen niega estar involucrado.
Entre los detenidos están el general Akin Ozturk, excomandante de la Fuerza Aérea y supuesto ideólogo del alzamiento julio, y el general Adem Hududi, responsable de contrarrestar las posibles amenazas procedentes de Siria, Irán e Irak.
Ozturk ha rechazado las acusaciones y afirma que ni planeó ni dirigió el golpe, de acuerdo con Andalou.
La agencia agregó que el asesor del presidente turco para la Fuerza Aérea, teniente coronel Erkan Kivrak, fue detenido cuando estaba de vacaciones y transferido a Ankara. No se dieron razones para su arresto.
Mientras, el presidente Recep Tayyip Erdogan hizo una serie de presentaciones televisivas hasta las primeras horas del martes en las que narró detalles dramáticos de cómo sobrevivió al fallido golpe de Estado y mencionó la posibilidad de reintroducir la pena de muerte en el país para castigar a los conspiradores.
Erdogan dijo a la cadena estadounidense CNN que apenas pudo escapar de la muerte, luego de que los golpistas irrumpieron en el pueblo de Marnaris, donde estaba de vacaciones.
“Si me hubiera quedado allí unos 10 o 15 minutos más, me habrían matado o capturado” , dijo en entrevista el lunes por la noche.
Hablando ante centenares de partidarios en las afueras de su residencia en Estambul en las primeras horas del martes, Erdogan respondió a llamados a la pena de muerte diciendo simplemente: “No se pueden soslayar las demandas del pueblo” .
La pena de muerte fue abolida en Turquía en 2004 como parte de las gestiones del país para integrarse a la Unión Europea. Varios funcionarios europeos han dicho que reinstaurarla sería el fin de esas aspiraciones.
Miles de personas sospechosas de tener lazos con el religioso han sido purgadas de la judicatura.
“Ninguna democracia debe permitir que soldados, fiscales, policías, jueces y burócratas sigan órdenes de una organización externa en lugar de la burocracia institucional” , advirtió Erdogan el martes.
En declaraciones en el Parlamento, el presidente del opositor Partido Movimiento Nacionalista, Devlet Bahceli, dijo que su partido apoyaría una norma para reintroducir la pena de muerte si la presenta el gobernando Partido Justicia y Desarrollo. Erdogan necesitaría apoyo de la oposición para aprobar esa medida.
En las multitudinarias manifestaciones a favor del gobierno registradas en plazas importantes todas las noches desde el golpe fallido han expresado un clamor a favor de que los insurrectos enfrenten la pena de muerte.