Acompañado por el líder de Pyongyang, vestido con su tradicional traje Mao antracita, el magnate estadounidense cruzó la línea de demarcación que materializa la frontera y dio varios pasos en territorio norcoreano, antes de dar media vuelta.
Ambos posaron luego para los fotógrafos detrás de la línea de demarcación, en el pueblo de Panmunjom, donde fue firmado el armisticio de 1953.
“Es un gran día para el mundo”, dijo el dirigente estadounidense, afirmando sentirse “orgulloso de haber cruzado esa línea”. Por su parte, Kim Jong Un dijo esperar “superar los obstáculos” gracias a su relación “maravillosa” con Trump.
“El hecho que los dos países, a pesar de una larga relación de hostilidades, puedan estrecharse las manos por la paz en un lugar que simboliza la división (…) demuestra que el presente es mejor que el pasado”, destacó Kim Jong Un.
Kim ya cruzó la frontera hacia el Sur el año pasado para su primera cumbre en la DMZ con el presidente surcoreano, Moon Jae-in.
Reanudación de las negociaciones
Tras una reunión de unos 45 minutos en el sector surcoreano de la DMZ, Trump acompañó a Kim Jong Un hacia su país, esta vez junto al presidente de Corea del Sur Moon Jae-in.
Trump se dirigió luego a la prensa y anunció que había invitado al líder norcoreano a Estados Unidos, pero sin precisar la fecha. “Esto se hará en algún momento”, se limitó a comentar.
A corto plazo, el magnate también anunció que los equipos negociadores de Estados Unidos y de Corea del Norte reanudarán sus discusiones sobre el programa nuclear de Pyongyang “en las próximas dos o tres semanas”.
Horas después del encuentro, el dirigente estadounidense partió de Corea del Sur rumbo a Estados Unidos. El avión Air Force One despegó a las 10H00 GMT (19H00 hora local) con destino a Washington.
“Sin teatro”
Tras la euforia de Singapur, el acercamiento entre los dos países parecía estar en declive, sobre todo después del fracaso de la segunda cumbre, en Hanói.
El tema de la desnuclearización de Corea del Norte sigue siendo un obstáculo para el acercamiento entre ambos países. Washington exige que Pyongyang renuncie definitivamente a su programa nuclear para que se levanten las sanciones internacionales, opción que Corea del Norte descarta de plano.
Aunque el encuentro difícilmente resuelva las divergencias entre Washington y Pyongyang, posee una carga simbólica insoslayable para dos naciones que hace apenas dos años hablaban de aniquilación y destrucción.
La reunión tiene “el potencial de reactivar las negociaciones”, observó David Kim, analista del Stimson Centre, un centro de reflexión en Washington, señalando sin embargo que las nuevas negociaciones de preparación serán “cruciales”.
Leaving South Korea after a wonderful meeting with Chairman Kim Jong Un. Stood on the soil of North Korea, an important statement for all, and a great honor!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 30, 2019
“Lo que se necesita es contenido, no teatro”.
Excepto George Bush padre, todos los presidentes estadounidenses visitaron la simbólica DMZ. Trump intentó hacerlo en 2017, pero en aquella ocasión su helicóptero no pudo aterrizar debido al mal tiempo.
La visita de Trump a Corea del Sur y la DMZ estaba prevista luego del fin de la cumbre del G20 en Japón, pero el mandatario sorprendió a todos el sábado al preguntarle al líder norcoreano si estaría presente en la frontera para un encuentro.
“Cuando esté allí, si el presidente Kim de Corea del Norte ve esto, me gustaría reunirme con él en la frontera para darle la mano y decirle hola (?)!”, escribió Trump en Twitter, para sorpresa general.