En un discurso en Raleigh (Carolina del Norte) en la jornada previa a las elecciones, donde se enfrenta a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, por el control de la Casa Blanca, Trump amenazó con usar los aranceles para presionar a México sobre su gestión de la frontera.
El candidato republicano se refirió específicamente a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, diciendo que si llega a ser reelegido “el primer día” le “informará” que si no para la “llegada de criminales y drogas al país” impondrá aranceles del 25 % a todas las importaciones mexicanas.
“Y si eso no funciona lo subo a un 50 % y si tampoco funciona a un 75%”, dijo el exmandatario. “Después, lo subiré a un 100 %”.
El año pasado, México se convirtió en el primer socio comercial de EE. UU. con más de US$426 mil millones en mercancía intercambiados entre los dos países.
Trump ha intensificado su retórica xenófoba en esta carrera presidencial, estigmatizando a los migrantes que han llegado a EE. UU. por la frontera sur como criminales y prometiendo deportaciones masivas de las más de 11 millones de personas indocumentadas que viven en el país.
Durante su mandato usó los aranceles como amenaza para presionar al Gobierno de México, entonces encabezado por Andrés Manuel López Obrador, a firmar un acuerdo para “controlar” las rutas migratorias.
El Gobierno actual de Joe Biden, no obstante, se ha apoyado también en la colaboración de México para reducir las cifras de detenciones de migrantes en la frontera, vistas en Washington como indicadores del “éxito” de la política migratoria restrictiva de su Administración.
En septiembre, el número de cruces irregulares bajó a menos de 54 mil, la cifra más baja de los últimos cuatro años.
Funcionarios del Gobierno demócrata, incluyendo el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, han atribuido esta disminución tanto a las acciones de las autoridades mexicanas como a las restricciones al asilo que EE. UU. ha impuesto. EFE