TE PUEDE INTERESAR:
“Pasé tres semanas esquiando, comiendo, bebiendo y me convencí de que esto era un paraíso”, dice Reed, quien es consultor de la Asociación para la Equidad y la Diversidad en Vermont. “Seis meses después, me mudé aquí”.
Pero desde entonces, Reed ha vivido el cierre de muchas tiendas en el centro de ciudades de todo el estado, la subida de los impuestos y el estancamiento de los salarios.
Reed dice que eso se debe a que históricamente Vermont solo ha tratado de atraer a un solo tipo de residente.
Hombres blancos y heterosexuales
A pesar de que el presidente Donald Trump aseguró a principios de este mes durante una visita a la frontera sur de EE.UU. que “el país está lleno”, Reed dice que si Vermont quiere mejorar su economía, necesita que su población crezca.
Pero el estado tiene dos problemas: no tiene suficiente gente para hacer los trabajos disponibles, y no sabe cómo atraer a personas de una demografía diferente de la población actual, que es blanca en un 95%.
Bajo las políticas de la administración de Trump, cada vez menos refugiados, inmigrantes y trabajadores con visas temporales ingresan al estado.
Joan Goldstein, comisionada del Departamento de Desarrollo Económico de Vermont, dice que la carrera está en marcha. Los estados del país compiten para atraer nuevos residentes, afirma.
“Sé que eso suena muy mercenario, pero estamos en un mercado competitivo”, asegura. “La estrategia de marketing de Vermont durante décadas fue atraer hombres blancos heterosexuales con ingresos familiares de US$120 mil o más. Esa población se está reduciendo”.
Vermont hizo un gran cambio en su enfoque, afirma Goldstein. En lugar de solo tratar de atraer negocios al estado, ahora cortejan a las personas.
“Otros estados nos preguntaron cómo hicimos esto porque también están interesados en los mismos tipos de tácticas”, dice. “A pesar de que esto es un punto de partida, es probable que pronto sea más popular”.
Trabas migratorias
Este año, Vermont comenzó a entregar US$10 mil a ciertos trabajadores para que se muden a partes remotas del estado.
“Hubo un gran interés desde fuera de EE.UU. con el éxito publicitario inicial que tuvimos”, asegura Joan Goldstein. “Diría que cerca del 25% de las personas que nos consultan son de otros países”.
Pero hasta ahora ninguna de las 26 personas aprobadas para el subsidio son refugiados o extranjeros.
Eso puede ser porque hay barreras para los inmigrantes que quieren trabajar en el estado.
Chris Winters, subsecretario de Estado, dice que ha sido difícil para varias personas obtener sus credenciales de otros lugares para calificar en Vermont.
“Entonces comienzas a mantener injustamente a personas fuera de las profesiones para las que están calificados”, dice Winters.
“Realmente podemos hacer mucho más en Vermont para mejorar el acceso a nuestra fuerza laboral”.
Este mes, la legislatura de Vermont aprobó un proyecto de ley que facilitaría a muchos inmigrantes la transferencia de sus calificaciones para que puedan obtener la certificación para los trabajos en el estado. Se espera que el gobernador lo firme.
El estado también está tomando otras medidas, como contratar a un oficial principal de equidad racial y diversidad.
Winters espera que esas medidas ayuden a atraer, entre otros, a muchos inmigrantes nuevos y diversos de Canadá para que trabajen en Vermont.
Él cree que la diversidad es clave para mantener a los millenials en el estado, y señala a su propia hija está abandonando Vermont para ir a la universidad en otro estado porque siente que la población no es lo suficientemente diversa.
“Creo que es desafortunado escuchar declaraciones como que ‘Estados Unidos está lleno’ o ‘no hay más espacio en la posada’, dice Winters. “Puedo asegurar que hay mucho espacio en Vermont”.
Discriminación
Marita Canedo, del grupo Migrant Justice de Burlington, dice, por su parte, que Vermont aún tiene un largo camino por recorrer antes de ser acogedor para los inmigrantes y minorías.
“Si vas a promocionar un sitio, debes tener en cuenta a las personas que ya están allí y que luchan todos los días por salir adelante, como sucede en la industria láctea”, dice Canedo.
Muchas personas que trabajan en esa industria en Vermont son indocumentadas.
Cruz Alberto Sánchez-Pérez llegó a Vermont desde México en 2015 para unirse a dos de sus hermanos que trabajan en granjas lecheras.
Cuenta que solían pagarles menos que el salario mínimo y no tenían un día libre, hasta que se organizaron para exigir mejores salarios y beneficios.
Sigue siendo un ambiente tenso para las personas que se parecen a él, dice Sánchez-Pérez, a pesar de que acaba de obtener asilo en Estados Unidos.
Además de la Ley de Inmigración y Aduanas, la Patrulla Fronteriza de EE.UU. tiene jurisdicción a 160 kilómetros de la frontera federal, que incluye gran parte de Vermont, y está en constante alerta para encontrar personas indocumentadas que intentan cruzar la frontera con Canadá.
Vermont también ha tenido algunos problemas raciales.
“En los últimos tres o cuatro años, hemos tenido varios incidentes desafortunados”, dice Reed.
En 2017, el alcalde de la ciudad de Rutland hizo campaña para atraer a refugiados sirios con el propósito de revitalizar la economía local.
El rechazo que enfrentó atrajo la atención nacional y su derrota se consideró como un referéndum sobre el reasentamiento de refugiados.
El año pasado, Kiah Morris, la única senadora estatal afroamericana de Vermont, renunció al cargo porque su familia estaba siendo acosada.
Y en Stowe, en el norte de Vermont, también hubo gritos e insultos raciales contra maestros y niños que no eran blancos en un campamento.
“Hay muchos lugares en el estado en los que ocurrieron estos incidentes”, dice Reed.
Y añade que se crea una imagen del lugar como un sitio discriminador a donde nadie quiere ir, por lo que los gobiernos estatales y locales tienen que hacer una campaña activa en contra de eso, opina.
Para el consultor es necesario dirigir mensajes específicamente a los inmigrantes y a las comunidades minoritarias, porque no todos obtienen información de la misma manera que los blancos.
Vermont podría hacer publicidad a través de las redes sociales, en la comunidad conocida como Black Twitter, que se enfoca en cuestiones de interés para la comunidad negra estadounidense. O se podría hacer difusión en español.
“Comienza con una invitación”, dice Reed. “Y si se está invitando solo a una población reducida, entonces el resultado de esto es que el crecimiento económico y la prosperidad están en peligro”.