“Si Hillary piensa que puede dar rienda suelta a su marido, con su terrible historial de abuso de mujeres, mientras juega la carta de las mujeres conmigo, ¡ella está equivocada!” , indicó el magnate, líder de las encuestas sobre la nominación presidencial republicana.
El comentario del multimillonario, que no citó ningún ejemplo para sostener esa alegación, es el último de una guerra dialéctica con la familia Clinton sobre cuestiones de género y discriminación sexual.
El pasado fin de semana, Trump ya acusó de “sexismo” a Bill Clinton -que dirigió el país de 1993 a 2001- tras publicarse informaciones sobre la participación del expresidente en 2016 en la campaña de su esposa, favorita para lograr la candidatura demócrata en los comicios presidenciales del próximo noviembre.
“Hillary Clinton ha anunciado que va a permitir a su marido hacer campaña, pero él ha demostrado una inclinación hacia el sexismo. ¡Tan inapropiado!” , dijo el magnate el pasado sábado en Twitter.
En una entrevista divulgada el pasado día 23, la ex secretaria de Estado ya acusó al precandidato republicano de tener una “inclinación hacia el sexismo” .
“Realmente, deploro el tono de su campaña, la retórica inflamatoria que usa para dividir a la gente y su marcha contra grupos de gente con una retórica odiosa e incendiaria” , agregó Hillary Clinton.
La también ex primera dama respondió de esa manera a un polémico comentario que Trump hizo el pasado día 21, cuando usó la palabra “schlong” en sustitución de “perder” para referirse a la derrota de Hillary Clinton frente al actual presidente de EE.UU., Barack Obama, en las elecciones primarias de 2008
La palabra, jerga derivada del yídish (dialecto de los judíos del este de Europa) y que puede traducirse como pene, es ofensiva contra las mujeres y tiene connotaciones racistas, aunque se trata también de un término ambiguo susceptible de diversas interpretaciones.
Trump, que ha sido acusado varias veces de misoginia desde que lanzó su campana el pasado junio, defendió que la utilización de este verbo “no es vulgar” y significa “ser derrotado rotundamente” .
El magnate ha hecho del insulto y la provocación su principal arma arrojadiza en la campaña electoral, una estrategia que, de momento, no ha minado su popularidad en las encuestas que encabeza frente a sus rivales republicanos en la carrera por la Casa Blanca.