Después de haber insinuado durante meses sus intenciones y en medio de una gran expectación por el “anuncio importante” que iba a hacer este martes, el expresidente republicano lo confirmó desde Mar-a-Lago, su mansión y club privado en Palm Beach (sureste de Florida), acompañado de su esposa Melania y de un grupo numeroso de invitados.
Esta será su tercera campaña por la nominación presidencial, pues fue candidato en las elecciones de 2000, por el Partido Reformista, y como republicano en las de 2016, en las que resultó ganador, y 2020, en las que perdió frente a Joe Biden.
Trump aseguró este martes que Estados Unidos está “de regreso”, justo después de formalizar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2024.
El expresidente dijo que en su primer mandato Estados Unidos era un país en paz, próspero y respetado en la escena internacional, ante activistas entusiastas en la gran sala de recepción de su lujosa residencia en Mar-a-Lago, Florida.
Sin ola roja
Cuando llegó al poder en noviembre de 2016, pocos se lo esperaban. Y una vez en la Casa Blanca zarandeó las costumbres para imponer su estilo presidencial.
Trump podría vivir su revancha contra Joe Biden, cuya victoria en 2020 nunca reconoció y que también tiene la intención de postularse aunque lo decidirá a principios del año que viene.
Trump dejó Washington sumido en el caos después de que sus simpatizantes asaltaran el Capitolio. Pero optó por permanecer en la arena política y continuar recaudando fondos y dando mítines en todo el país.
Antes de las elecciones de medio mandato del 8 de noviembre, Trump parecía determinado a aprovechar la pronosticada derrota de los demócratas y el éxito abrumador de los republicanos para volver triunfante.
Pero la ola roja, color de los republicanos, con la que contaban los conservadores se ha quedado en agua de borrajas.
Los demócratas conservan el control del Senado y aunque los republicanos recuperarán muy probablemente el de la Cámara de Representantes será por menos margen del que pensaban.
Para empeorar las cosas, una de sus aliadas más cercanas, Kari Lake, no logró el lunes el codiciado puesto de gobernadora de Arizona.