Mursi ya había sido condenado a 20 años de cárcel en abril en un primer proceso, por incitar a reprimir a manifestantes opositores el tiempo que estuvo en el poder, entre el 2012 y el 2013.
El tribunal que lo juzgó en El Cairo debía pronunciar su veredicto en dos casos.
En el primero, tanto a Mursi como a otros 128 acusados —incluyendo miembros de los Hermanos Musulmanes, el Hamás palestino y el grupo libanés Hizbulá— se les juzgaba por evasiones masivas de la cárcel y actos violentos ocurridos durante la revuelta popular del 2011 que expulsó al entonces presidente Hosni Mubarak del poder.
En el segundo, Mursi estaba acusado de espionaje, entre 2005 y 2013, principalmente en beneficio de Hamás, de Hezbulá y de Irán. En este proceso, el ex presidente, que comparecía sonriente desde un cubículo insonorizado, escapó a la pena capital, con la que fueron castigados otros 16 acusados.
El predicador islamista catarí Yusuf al Qaradaui, uno de los condenados a muerte en el proceso por la evasión, fue condenado en ausencia.