Los manifestantes opositores avanzaron pacíficamente unas pocas cuadras en dirección a la zona histórica, donde se ubica el presidencial Palacio de Carondelet y también se habían concentrado simpatizantes del mandatario socialista, en el poder desde el 2007.
Pero la presencia policial y una afluencia menor a la esperada evitaron que ambos grupos se encontraran y protagonizaran disturbios, como los ocurridos en agosto pasado y que dejaron 67 policías heridos y 47 detenidos.
Entre los reclamos de los trabajadores opositores, que también marcharon en otras ciudades como Guayaquil, figuran la intención de la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional de aprobar en diciembre un paquete de enmiendas a la Constitución, entre ellas una que permitiría la reelección indefinida.
Pero también se oyeron críticas a la delicada situación económica y un supuesto autoritarismo por parte del gobierno de Correa.
“Le decimos al gobierno que archive las enmiendas constitucionales porque eso va a llevar a lo peor al país”, declaró a periodistas al inicio de la marcha Moisés Tatamuez, dirigente del Frente Unitario de Trabajadores, la mayor agrupación sindical opositora del país.
El mandatario todavía no ha revelado si se va a presentar o no a las próximas elecciones, en febrero del 2017.
“En Ecuador hay crisis económica, hay despidos permanentes de las empresas privadas, estatales. Todos los días se botan a los trabajadores y el gobierno dice que no hay desocupación. Nos van a ver en las calles”, agregó.
La economía ecuatoriana pasa por un momento delicado con la caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar, pero los críticos lo atribuyen al modelo económico y sostienen entre otras cosas que el gobierno ha ahuyentado las inversiones extranjeras y no aprovechó la bonanza petrolera para crear fondos de ahorro que le permitan enfrentar las épocas de vacas flacas.