El peor daño ocurrió en el mismo Noveno Distrito que resultó sumamente inundado por el paso del huracán Katrina. Edwards, un demócrata, dijo que estaba apesadumbrado por ver sufrir nuevamente a algunas de las mismas personas, y prometió que el estado proporcionará a los ciudadanos afectados los recursos necesarios lo más pronto posible.
Después de la tormenta, algunos bomberos con hacha en mano recorrían la carretera federal 90, que estaba llena de escombros, en busca de personas desaparecidas o atrapadas.
En su primer recorrido no encontraron víctimas y se tenía planeado un segundo para asegurarse de ello y evaluar mejor el daño.
Edwards dijo que llamó a la Guardia Nacional de Luisiana para que patrulle y proteja el área, e instó a la gente a mantenerse alejada.
“Éste no es un momento para visitar el lugar” , señaló.
La tormenta hizo pedazos casas, derribó el dosel de una gasolinera, partió postes de conducción de energía eléctrica y volcó un camión de venta de comida.
Dejó fragmentos de metal colgando de árboles y un chofer quedó atrapado en la cabina de su vehículo con cables eléctricos a su alrededor.
El clima severo ocasionó además lluvia fuerte y granizo en Mississippi y Alabama.
El secretario de Prensa Sean Spicer dijo que la Casa Blanca estaba monitoreando el impacto del mal clima, y que el presidente Donald Trump se comunicaría con funcionarios estatales y locales.