El incidente tuvo lugar el pasado 19 de abril en esa localidad del área de la Bahía de San Francisco, cuando las autoridades recibieron la alerta de que González se encontraba merodeando cerca de un parque en aparente estado de embriaguez y por la zona en que se había denunciado un robo en una licorería.
En el video, de una hora de duración y grabado por la cámara que llevan incorporada los propios policías, se ve a tres agentes hablar durante varios minutos con González, que se encuentra calmado, pero actúa de forma errática y tiene junto a él dos cestos de supermercado llenos de botellas de licor.
Tras 11 minutos de charla y pedirle la identificación, a lo que González responde que su nombre es Mario, dos agentes lo agarran por los brazos para esposarlo, pero este se resiste y tras un forcejeo termina bocabajo en el suelo, aunque en el video no se aprecia si cae o si lo empujan.
Una vez en el suelo, por lo menos un agente presiona varias veces con su rodilla la espalda y el hombro de González mientras otro policía le coloca las esposas.
Es entonces cuando este empieza a quejarse y a gritar, y puede apreciarse cómo respira con dificultad, aunque sigue respondiendo a las preguntas de los agentes.
“Creo que has bebido demasiado, eso es todo”, le dice entonces uno de los policías, mientras otro le pide que se calme.
Justo instantes después de que un agente dijera a sus compañeros que no están aplicando “peso sobre su pecho”, González pierde el conocimiento, tras lo que los policías lo giran boca arriba y tratan de reanimarlo. González murió poco después en el hospital.
Tras publicarse el video, los familiares del fallecido acusaron en una rueda de prensa a la Policía de haber “asesinado” a González y de haber mentido sobre lo ocurrido, por lo que pidieron que se despida a los tres agentes implicados, identificados por la propia institución como James Fisher, Eric McKinley y Cameron Leahy.
Esta muerte ocurre en un momento de gran tensión en EE. UU. por los fallecimientos de miembros de minorías étnicas a manos de la Policía, y solo días después de que el jurado de un tribunal de Mineápolis emitiera su fallo contra el exagente blanco Derek Chauvin, a quien consideró culpable de tres cargos por el asesinato por asfixia del afroamericano George Floyd en mayo de 2020.
La muerte de Floyd provocó una ola de protestas sociales y disturbios civiles en todo el país.