El inmenso túnel, que ha necesitado 17 años de obras, entrará realmente en funcionamiento en diciembre. Constituirá la pieza clave de la nueva línea ferroviaria que cruzará los Alpes (NEAT), permitiendo crear un nuevo mapa de comunicaciones en el eje norte-sur de Europa.
Su objetivo es aumentar el uso del ferrocarril y descongestionar las carreteras para el tráfico de mercancías, en un corredor Rin-Alpes que va desde Roterdam, en el mar del Norte, hasta Génova, en el Mediterráneo.
La obra ha costado 12.200 millones de francos suizos (12.276 millones de dólares). En total, 260 trenes de mercancías podrán cruzarlo, a una velocidad de 100 km/h, así como 65 trenes de pasajeros por día, que pueden alcanzar los 200 km/h.
Entre los desafíos técnicos que tuvieron que superarse durante las obras hubo el problema de la temperatura, que podía llegar a 45 grados Celsius, lo que obligó a instalar un potente sistema de ventilación para poder garantizar las condiciones de trabajo.
Sin embargo, el récord de longitud de este túnel podría durar poco porque existe un proyecto en China todavía más ambicioso: perforar un túnel de 123 km bajo el mar de Bohai.