Con una maniobra de impulso final de media hora, la sonda se acercó hasta unos cuatro mil 500 kilómetros de las nubes del mayor planeta del Sistema Solar, más cerca que ninguna nave anterior.
La misión trata de dar 37 vueltas antes de estrellarse contra la superficie del planeta.
La nave, no tripulada y del tamaño de una cancha de baloncesto, es la primera diseñada para operar en el corazón de los cinturones de radiación de Júpiter, la primera en llegar a 2.575 kilómetros de sus nubes superiores y la que tomará las imágenes con mayor resolución vistas nunca del planeta gigante.
A las 19.20 hora de Guatemala, Juno encendió su motor principal para reducir su velocidad, una maniobra de inserción en órbita que duró 35 minutos, como habían previsto los científicos que dirigen la misión de la NASA desde Pasadena (California).
Una vez en la órbita de Júpiter, Juno se aproximará a las nubes superiores del planeta cada 14 días hasta culminar la misión en febrero de 2018, cuando está previsto que choque intencionadamente en la atmósfera del planeta.
Mediante tonos de radiofrecuencia enviados por “Juno” los expertos controlaron la buena marcha del proceso desde Pasadena, California.
“Tenemos el tono que señala el final de la propulsión”, se escuchó por los altavoces del centro de control de Pasadena. “¡Bienvenida a Júpiter, 'Juno'!”.
Los científicos presentes estallaron en aplausos y abrazos. “Estamos dentro, estamos dentro”, gritaban sin cesar en referencia a la órbita del mayor gigante gaseoso de nuestro Sistema Solar. Uno de ellos llevaba un sombrero con los colores azul, rojo y blanco de la bandera estadounidense, ya que también se conmemoraba el Día de la Independencia.
En ese mismo momento, en las inmediaciones del centro de control se escuchaban los tradionales fuegos artificiales con los que se festeja el 4 de julio.
Pero los investigadores de la Nasa no prestaban atención a esas celebraciones sino a las señales de radiofrecuencia de “Juno”. Gracias a ellas la sonda pudo comunicar el éxito de la maniobra al centro de control: primero, el inicio de la maniobra de impulso con el encendido de los motores y 35 minutos después el posicionamiento en una órbita elíptica alrededor de Júpiter.
“Mi corazón llegó a pararse por un momento, de lo nervioso que estaba”, afirmó en conferencia de prensa el director del poyecto, Rick Nybakken. “Hemos trabajado durante diez años para este momento”.
“Qué sensación (…) Una misión de esta complejidad.. conseguir esto es verdaderamente increíble”, añadió su colega Geoffrey Yoder.
El posicionamiento de la sonda en la órbita de Júpiter funcionó muy bien, explicó el director del centro de la NASA en Pasadena, Michael Watkins. “Es perfecto, maravilloso. Pero no hay que olvidar que esto es el inicio de la misión científica”, añadió.
“Ahora empieza lo divertido. ¡La ciencia!”, afirmó por su parte el investigador principal de “Juno”, Scott Bolton.
La sonda, que tiene el tamaño de un campo de baloncesto y pesa unos 3.500 kilos, fue lanzada en agosto del 2011 a bordo de un cohete “Atlas” desde el aeródromo de Cabo Cañaveral en Florida. “Juno” orbitará en torno a Júpiter hasta febrero de 2018, en total 37 veces, y lo examinará con sus numerosos instrumentos científicos. Después, la Nasa hará que la sonda se estrelle.
Los científicos esperan que la misión, que costó en torno a 1.100 millones de dólares (unos 1.000 millones de euros), les revele nuevos datos sobre la forma en que se formó el gigante gaseoso y por tanto también sobre el surgimiento de todo el Sistema Solar.
Júpiter es el planeta de mayor tamaño, con un diámetro de unos 143.000 kilómetros, y es asimismo el de mayor masa, más del doble que todos los otros siete planetas juntos. Es además el primero que se formó tras el surgimiento del Sol, por lo que incorporó la mayor parte de los restos de polvo y gases del Sistema Solar primigenio.
Investigar Júpiter no será fácil. La radiación del planeta es extremadamente elevada y bajo sus nubes hay un fuerte campo magnético con hidrógeno bajo presión. Durante su paso por Júpiter la sonda sufrirá más radiación que si le sacaran más de 100 millones de placas de rayos X. Por eso, “Juno” lleva una capa protectora de titanio y es prácticamente un tanque armado.
No es la primera vez que Júpiter recibe visita de la Tierra. Ya recabaron datos sobre su composición al sobrevolarlo el “Pioneer 10” en 1973 y las dos sondas “Voyager” en 1979. La sonda europeo-estadounidense “Galileo”, fue la única que orbitó alrededor de Júpiter y se derritió al entrar en la atmósfera del planeta en el 2003. “Juno” será la encargada de responder a las cuestiones que quedaron abiertas tras esa misión.
Dentro de unos días los instrumentos y la cámara de “Juno” volverán a conectarse, explicó Bolton, después de que se desconectasen durante la maniobra de hoy para evitar sobrecargar las baterías. “Ahora es cuando empiezo a darme cuenta de que estamos en órbita. Es fantástico y estoy entusiasmado con lo que vamos a encontrar. Les prometo que vamos a hacer descubrimientos increíbles”, aseguró.
El principal objetivo será medir el agua presente en la atmósfera de Júpiter para comprobar las teorías sobre la formación del planeta. Otra misión previa apenas detectó agua, lo que desconcertó a los científicos.
“Juno” también cartografiará campos magnéticos y gravitacionales para recopilar datos sobre el núcleo del planeta y analizar su composición, temperaturas y nubes y examinar cómo afecta su fuerza magnética a la atmósfera.
En la construcción y lanzamiento de “Juno” participaron al menos 900 personas y unas 300 se aseguraron de que consiguiese llegar a la órbita de Júpiter.
Para la agencia espacial estadounidense (NASA), esta misión supone “dar un paso de gigante hacia la comprensión de cómo se formaron los planetas gigantes y del papel que jugaron en la formación del resto del sistema solar”.
Los planetas gigantes, también llamados exteriores o gaseosos, son aquellos que están situados más allá del cinturón de asteroides, es decir, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Júpiter fue probablemente el primero de los planetas en formarse alrededor del Sol porque contiene muchos de los mismos gases ligeros de los que está hecho el astro, hidrógeno y helio, según la NASA.
Para estar compuesto principalmente de hidrógeno y helio, Júpiter se debió haber formado mientras había muchos de esos gases ligeros alrededor, es decir, cuando el sistema solar era joven.
La misión de Juno tiene una inversión total de 1.300 millones de dólares y es la segunda sonda diseñada por el programa de la NASA “New Frontiers”, tras “New Horizons”, que se aproximó a Plutón en julio de 2015 después de nueve años y medio de travesía espacial.
Teamwork❤️! From #Jupiter to Earth: thanks, team for guiding me into orbit. And now… SCIENCE https://t.co/4tR0S3XwyD pic.twitter.com/17Bia2UTkR
— NASA's Juno Mission (@NASAJuno) July 5, 2016
Juno, la primera sonda que orbita de polo a polo un planeta exterior (los que están más allá del cinturón de asteroides), pesa 3.625 kilos en total y su cuerpo principal mide 3,5 metros de alto y de diámetro.
La mayor parte de ingenios espaciales que se aventuran tan lejos del Sol necesitan usar energía nuclear para continuar, pero Juno es capaz de generar suficiente energía gracias a sus tres enormes paneles solares, de nueve metros de largo cada uno.
Con sus instrumentos científicos, Juno investigará la existencia de un núcleo planetario sólido, examinará el intenso campo magnético de Júpiter, medirá la cantidad de amoniaco en la atmósfera profunda y observará las auroras del planeta.
It's official: I'm in orbit at #Jupiter. See how the team is feeling + what's next https://t.co/07QdiWDxdU pic.twitter.com/NuEGsLNZdi
— NASA's Juno Mission (@NASAJuno) July 5, 2016
Además, identificará cuánta agua tiene la atmósfera de Júpiter, lo que ayudará a determinar qué teoría sobre la formación del planeta es la correcta o si es necesario elaborar nuevas teorías.
La nave lleva tres peculiares “tripulantes”, unas figuritas Lego de aluminio que representan al dios romano Júpiter, su esposa Juno y el astrónomo italiano Galileo Galilei, descubridor de varias de las lunas de Júpiter, con los que la NASA quiere atraer la atención de los niños hacia el espacio, la ciencia y la ingeniería