Este viernes, al hacerse el anuncio oficial, Kristal tenía exactamente 112 años y 178 días. Nació el 15 de septiembre de 1903 en Polonia y al parecer vio con sus propios ojos al emperador Francisco José cuando se desató la Primera Guerra Mundial en 1914.
Siendo muy joven se trasladó a Lodz para trabajar en la tienda de golosinas de la familia. “Era un trabajo muy duro”, relató al diario “Haaretz”. “Arrastraba sacos de azúcar de 25 kilos”.
En 1944 fue deportado a Auschwitz y en el campo de exterminio perdió a su primera mujer y a dos hijos. “Se podrían escribir dos libros sobre cada día pasado allí”, asegura.
En 1950 emigró a Israel y se asentó con su segunda esposa y su hijo en Haifa, donde volvió al negocio de los dulces.
Para probar la edad de Kristal fue necesaria una ardua búsqueda en los archivos polacos, pero finalmente pudo presentar una lista de deportados a Auschwitz, de residentes del gueto de Lodz, su certificado de matrimonio de 1928 y una lista de habitantes de Lodz de 1918.
Kristal no tiene una receta para una vida longeva. “Todos tienen su destino. Es un regalo del cielo. No hay secretos”, dijo al “Haaretz” en una entrevista ya en el 2012.
Al preguntársele si debe su salud a una determinada dieta, Kristal señaló que “en los campos no había siempre algo para comer. Lo que me daban yo lo comía”. Come para vivir y no vive para comer, añadió. No se necesitan muchas cosas, todo lo que es demasiado, es malo, subrayó.
En su opinión, el mundo era mejor antes. “No me gusta tanta permisividad. Hoy todo está permitido”. Antes, los jóvenes no eran tan arrogantes, se limitaban a pensar en qué podían trabajar para vivir, y eran carpinteros o sastres, comentó.
Kristal es relativamente joven frente a la mujer más anciana, Susannah Mushatt Jones, de Nueva York, que según el Libro Guinness tiene 116 años.