Los cargos, considerados “crímenes de responsabilidad” que son castigados con la pérdida de la Presidencia, tuvieron 59 votos a favor y 21 en contra, un resultado holgado que preanuncia un escenario difícil para Rousseff, según confiaron senadores a la AFP .
Fueron cuatro votos más que cuando el proceso fue admitido para ser analizado y cinco más que la mayoría especial de dos tercios (54) necesarios para la destitución definitiva.
El propio Senado debe iniciar ahora entre el 25 y el 29 de agosto el juicio que decidirá definitivamente sobre la destitución (“impeachment”) de la primera presidente mujer de Brasil.
La votación final podría tener lugar a comienzos de septiembre. Para que sea aprobado el “impeachment” se requiere una mayoría de dos tercios en el Senado. Si se repite el voto de hoy, Rousseff perdería definitivamente su cargo.
Presentan argumentos
Los senadores, que presentaron sus argumentos ante el pleno desde la mañana del martes, aceptaron hoy con su voto el informe de una comisión especial que había pedido hace una semana la destitución de Rousseff. La mandataria es acusada de haber manipulado los presupuestos públicos para maquillar el déficit estatal.
El voto contra Rousseff en la Cámara alta se veía de antemano como probable, ya que había sido el mismo pleno el que la había suspendido en mayo, inicialmente por 180 días.
En caso de que Rousseff sea destituida, su vicepresidente y actual jefe de Estado interino, Michel Temer, se quedará en el cargo hasta las elecciones previstas para 2018.
Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), rechaza el juicio político en su contra y acusa a sus detractores de fraguar un “golpe” contra su Gobierno.
La mandataria califica asimismo a su ex socio político Temer, militante del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de “traición” y de “usurpar” su cargo.
Rousseff fue suspendida en mayo por el Senado después de que la Cámara de Diputados votara a favor de la medida.
La crisis institucional brasileña está enmarcada en varios escándalos de corrupción que salpican a varios grupos de opositores de Rousseff, pero también al PT de la mandataria, y opacó en los últimos meses ya los preparativos de los Juegos Olímpicos en Río.
Unos 50 políticos están siendo investigados en el país sudamericano por sospechas de corrupción en el marco del caso conocido como “Lava Jato”, que investiga una inmensa red fraudulenta de licitaciones públicas que funcionó durante años en torno a la petrolera semiestatal Petrobras.
Presidente interino, en ejercicio
Rousseff, una exguerrillera marxista de 68 años, sostiene que Temer orquestó el “golpe” .
A sus 75 años, este abogado constitucionalista decidió que su partido abandone la coalición de gobierno que formaba con el PT para liderar un frente en favor de la destitución que le asegure la presidencia hasta el 31 de diciembre del 2018, cuando debía terminar el mandato de Rousseff.
Llamado “presidente en ejercicio” o “presidente interino” , Temer pidió acelerar el impeachment porque la gente “necesita saber quién es el presidente” y planea asistir a la cumbre del G20 en China, a inicios de setiembre, sin tener que cargar adjetivos adicionales a su función.
El gobierno de Rousseff, que inició su segundo mandato en 2015 y debe entregar el poder el 1 de enero de 2019, se astilló por una recesión económica feroz y las acusaciones de corrupción que lo vincularon a una inmensa red de sobornos en la estatal Petrobras.
Recluida en la residencia presidencial, la mandataria dijo que publicará una carta donde se comprometerá a convocar un plebiscito para que los ciudadanos decidan si quieren adelantar elecciones.
“Vamos a convocar una elección general para dar una salida a la crisis política. Eso es coraje, osadía. Sacar a una presidenta no lo es (…). Hipócritas, hipócritas, hipócritas” , dijo la senadora Gleisi Hoffmann, una de las espadas del PT en el Senado.
Para Jucá, es ficción política.
Entre la batería de último minuto que busca defender su mandato, el equipo legal de Rousseff analiza recurrir ante la corte suprema y legisladores del PT dijeron que habían hecho una presentación ante la OEA denunciando la situación en Brasil.
Si pierde el poder, Rousseff se convertirá en el segundo jefe de Estado en caer a manos del Congreso en 24 años. El anterior fue el hoy senador Fernando Collor se pronunció en favor de la destitución.