Las autoridades culparon del ataque al Partido de los Trabajadores del Curdistán, o PKK, que ha iniciado una campaña de atentados contra comisarias o bombas camineras contra vehículos de la policía. La semana recién pasada, el comandante del PKK Cemil Bayik amenazó con incrementar sus ataques contra el cuerpo en ciudades turcas.
Horas más tarde de la primera explosión, otro coche bomba sacudió una sede policía en Elazig, una ciudad en el este del país, a primera hora del jueves matando a al menos tres agentes e hiriendo a 146 personas, dijo el gobernador de la región, Murat Zorluoglu. De ellos, al menos 14 están en estado crítico, agregó.
Mahmut Varol, teniente de alcalde de Elazig, explicó a la televisora Haber Turk que la explosión tuvo lugar en los terrenos de la comisaría. Los autos estacionados cerca también ardieron, agregó.
Imágenes de video mostraron una gran columna de humo en la zona. Había coches volteados y las ventanas de un edificio de cuatro plantas quedaron destrozadas.
Los enfrentamientos entre PKK y fuerzas de seguridad turcas se reanudaron el año pasado tras el fracaso de un delicado proceso de paz. Desde entonces, más de 600 agentes turcos y miles de miembros del PKK perdieron la vida, según Anadolu. Grupos de derechos humanos apuntan que en los choques fallecieron también cientos de civiles.
El conflicto se ha cobrado decenas de miles de víctimas desde el que PKK tomó las armas para conseguir la independencia del suroeste de Turquía en 1984. Ankara y sus aliados consideran que el PKK es una organización terrorista.