Según Oleksi Biloshytsky, jefe de la policía de Popasna, una ciudad situada a un centenar de kilómetros al oeste de Lugansk, las fuerzas rusas utilizaron bombas de fósforo en su municipio.
“Es lo que los nazis llamaban una ‘cebolla ardiente’, eso es lo que los ‘rusistas’ [combinación de “rusos” y “fascistas”] están soltando en nuestras ciudades. Sufrimientos indescriptibles e incendios”, indicó en Facebook.
Esa información era imposible de verificar inmediatamente.
Más al sur, en la región de Dontesk, el monasterio de Sviatogurisk, donde se habían refugiado cerca de 1 mil personas, fue blanco de un bombardeo que hirió a al menos a 30, según la fiscalía general ucraniana.
Un poco antes, el jefe de la región militar de Dontesk, Pavlo Kirilenko, había indicado que un tren que transportaba evacuados con rumbo a Leópolis, en el oeste, fue bombardeado el domingo de madrugada, causando un muerto y un herido.
Esas localidades se encuentran en partes de las regiones de Lugansk y de Donetsk que no formaban parte de las “repúblicas” separatistas prorrusas autoproclamadas antes de que empezara la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero.