El diario popular Komsomolskaia Pravda hizo la misma interpretación que Medvedev: “ya no se trata de sanciones”, escribió, “sino de saber quién es el verdadero amo de la casa en Washington”.
“La mejora de las relaciones con Rusia se convierte ahora en una cuestión de vida o muerte para el 45 presidente estadounidense. Si no logra decir no a la oposición, el próximo proyecto de ley podría ser una moción de censura contra él”, asegura el periódico ruso.
Trump promulgó el miércoles las nuevas sanciones económicas contra Rusia, pero se distanció del texto, “muy imperfecto” según él, que dificulta su intención de mejorar las relaciones con Moscú.
Los congresistas estadounidenses adoptaron esas sanciones por una amplia mayoría la semana pasada, y Trump decidió acatar su decisión, ya que el Congreso podría haber sorteado su veto fácilmente al lograr dos tercios de los votos a favor de la ley en ambas cámaras.
“Al limitar el margen de maniobra del ejecutivo, esta ley pone trabas a la capacidad de Estados Unidos de cerrar buenos acuerdos para el pueblo estadounidense y va a acercar a China, Rusia y Corea del Norte”, declaró Trump.
Medida peligrosa
Las nuevas sanciones, que afectan sobre todo al sector energético ruso, castigan a Moscú por las sospechas de injerencia rusa en las elecciones estadounidenses del 2016, así como por la anexión de Crimea y su actitud en el este de Ucrania, donde, según varios países occidentales, ayuda a los separatistas enfrentados al Gobierno de Kiev.
Rusia denunció una medida “peligrosa que podría minar la estabilidad” en el mundo y no descartó “otras medidas de retorsión”.
La ley también impone nuevas sanciones contra Irán y Corea del Norte.
Teherán aseguró que el acuerdo sobre su programa nuclear, firmado con las grandes potencias, había sido “violado” y avisó que “reaccionará de manera apropiada” al voto en el Congreso estadounidense.
El viernes, antes incluso de que Trump firmara la ley, Moscú ya había anunciado una reducción drástica de la presencia diplomática estadounidense en su territorio. A partir del 1 de septiembre, Washington deberá disminuir en dos tercios el personal de su embajada y de sus consulados.
La llegada de Trump a la Casa Blanca había dejado entrever una posible mejora de las relaciones entre Washington y Moscú que no llegó a concretarse, sobre todo después de las acusaciones de injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y de las sospechas de complicidad entre el equipo del candidato Trump y Moscú.