Rousseff dijo que el juicio político con fines destituyentes aprobado por la Cámara de Diputados el domingo y cuya apertura está ahora en manos del Senado agravará aun más la recesión económica enfrentada por el país.
“Sin democracia Brasil no se transforma y no recuperamos la capacidad de impulsar el crecimiento económico. Para crecer y combatir la pobreza se necesita de estabilidad política”, aseguró.
Según la mandataria, la crisis económica ya ha sido agravada por un período de quince meses de una inestabilidad política generada por la oposición con sus diferentes intentos de sacarla del poder.
Agregó que la economía sólo se recuperará en caso de que el Congreso rechace la apertura del juicio político y los partidos acepten la “repactuación democrática” propuesta por el Gobierno para restablecer la normalidad en las instituciones y darle condiciones al país de volver a crecer.
Rousseff reiteró que se siente víctima de una gran injusticia debido a que el juicio político en su contra no tiene base legal.
“No hay la menor base legal para ese proceso. No tengo ningún problema en lo que se refiere a irregularidades. Soy una persona contra la que no hay ningún proceso de corrupción o pruebas de cualquier tipo de irregularidad con dolo y mala fe”, dijo.
Justifican proceso
Afirmó que las supuestas maniobras en los balances fiscales de su Gobierno que la oposición usa para justificar el proceso no pasan de prácticas contables que fueron usadas por anteriores Gobierno y que puede cambiar si provocan divergencias.
Agregó que también se siente víctima de una gran injusticia por tratarse de un proceso de “medias verdades” ya que los opositores alegan que el “impeachment” (juicio político destituyente) está previsto en la Constitución pero no dicen que el proceso exige una base legal que en su caso no existe.
“Decir que está previsto en la Constitución es una media verdad porque no dicen que es necesario un crimen de responsabilidad para poder usarlo. No estamos en un régimen parlamentario. No basta un voto de desconfianza para el gobernante salga” , afirmó.
Rousseff aseguró que el proceso en su contra no pasa de una ruptura constitucional por estar revestido de un “pecado original” que es la falta de base jurídica, y que no necesita ser un movimiento armado para ser tildado como un golpe.
Dijo que otro agravante es que todo el proceso fue impulsado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, como venganza por la decisión del Gobierno de no ayudarlo a frenar los procesos por corrupción que el legislador enfrenta tanto en el Legislativo como en la Justicia.
Investigado por corrupción
“El presidente de la Cámara está siendo investigado por corrupción y en ese momento él quería tres votos del partido del Gobierno para hundir el proceso en su contra en la Comisión de Ética de la Cámara. Nos negamos a aceptar eso y ahí, por venganza, comenzó el proceso” , dijo.
“Soy víctima de un proceso en que mis juzgadores tienen un historial que no los abona para ser jueces de nada sino para ser reos” , agregó en referencia a Cunha.
Según Rousseff, todas esas circunstancias le permiten decir que es víctima de un proceso basado simultáneamente en una injusticia, en un fraude jurídico y político y en un intento de golpe.
Aseguró que en Brasil hay un “filón golpista adormecido” y que todos los presidentes desde que el país recuperó su democracia, en 1985, han sufrido intentos de “impeachment” .
En su opinión, la recesión en Brasil tampoco puede ser usada como motivo para el proceso en su contra debido a que no la pueden culpar por la crisis económica internacional ni por el fin de los precios elevados de las materias primas en los mercados mundiales.
“Si la crisis económica fuese un argumento para sacar presidentes, no habría ningún presidente en pié en los países desarrollados que enfrentaron crisis más graves y pérdidas de empleos mayores que las de Brasil”, dijo.
Temer esperará en silencio
El vicepresidente brasileño, Michel Temer, que asumirá la jefatura del Estado en caso de que el Senado inicie un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, dijo el martes que esperará en silencio la decisión de la Cámara alta.
“Voy a esperar la decisión del Senado de forma muy silenciosa y respetuosa” , aseguró Temer a periodistas que lo esperaban frente a su residencia particular en Sao Paulo, en donde permanece desde el lunes en un intento de aislarse de la crisis en Brasilia.
Tras la histórica votación del domingo en que el plenario de la Cámara de Diputados le dio vía libre a la apertura de un juicio político con fines destituyentes contra Rousseff, el caso quedó en manos del Senado, cuyo pleno prevé votar la petición en las primeras semanas de mayo.
En caso de que el Senado considere que existen argumentos legales para el juicio, que lo realizaría la misma Cámara alta pero bajo el comando del presidente de la Corte Suprema, Rousseff tendrá que separarse del caso por un período de 180 días, plazo constitucional para la conclusión del proceso en el Congreso.
Y si la presidenta llega a ser destituida por el Senado, su vicepresidente asumirá en forma definitiva.
“Es el Senado el que da la última palabra sobre la materia y, por tanto, sería inadecuado que yo dijese cualquier cosa antes” , aseguró el vicepresidente.
Temer prometió silencio tras las acusaciones de “conspirador” que le hizo la jefe de Estado en una rueda de prensa el lunes y en la entrevista que le concedió a corresponsales extranjeros este martes.
Es “extremadamente inusitado, extraño, pero sobre todo espantoso, que un vicepresidente en ejercicio de su mandato conspire abiertamente contra la presidenta” , aseguró Rousseff, que viene atacando a Temer desde que la semana pasada, en un audio supuestamente filtrado a la prensa, el vicepresidente dio por hecho la destitución de la titular.
Según versiones de prensa, Temer se ha reunido con dirigentes de diferentes partidos y algunas personalidades para definir el Gabinete que anunciaría en caso de que tenga que asumir el poder.
Según la mandataria, ninguna democracia del mundo respetará a un vicepresidente que actúe como “traidor” .
El vicepresidente es el principal líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) , la mayor fuerza electoral del país y que era el principal aliado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) en el Gobierno hasta el mes pasado, cuando decidió salirse de la alianza oficialista.
Senado decidirá
La Cámara de Diputados aprobó el domingo recién pasado por una aplastante mayoría (367 votos a favor, 137 en contra) transmitir un pedido de impeachment de Rousseff al Senado, donde se decidirá si hay base para abrirle un juicio por presunto maquillaje de las cuentas públicas.
Si la moción se aprueba y el juicio se instala, Rousseff sería separada transitoriamente del cargo y sustituida por Temer, a la espera de que los propios senadores declaren en un plazo máximo de 180 días a Rousseff culpable o inocente.
En la primera hipótesis, Temer concluiría el mandato hasta fines de 2018. La prensa brasileña de este martes destacó que Temer ya estaría armando su gabinete.
El vicepresidente y su partido, el centrista PMDB, salieron hace un mes de la coalición del gobierno y asumieron la bandera de la destitución.
Rousseff ha llamado “traidor” y “conspirador” a Temer, asegurando que se habría sumado a la cruzada por su destitución porque no puede llegar al poder por las urnas.
En el último sondeo de la firma Datafolha, Temer de hecho obtuvo entre 1% y 2% de la intención de voto de cara a las elecciones de 2018.