En 1948, Fidel, estudiante de Derecho de 22 años, participó en la revuelta popular que desató en Bogotá el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Un año antes se había enrolado en una frustrada expedición contra el dictador dominicano Rafael Trujillo.
Fue en su exilio en México que conoció en 1955 al argentino Ernesto Guevara, el Che, quien lo acompañó en el yate Granma cuando desembarcó en 1956 para comenzar la guerra de guerrillas con sus “barbudos” en la Sierra Maestra.
Barbudos por el mundo
Castro trató de impulsar la izquierda en el Tercer Mundo frente a Estados Unidos: médicos, enfermeras, maestros, combatientes, técnicos, asesores militares y agentes de seguridad fueron enviados a África, Asia y América Latina.
En el 2015, Cuba mantenía unos 48 mil 500 colaboradores del sector de la salud en 91 países, más 16 mil en educación, deporte y otros sectores.
“Más de medio millón de cubanos ha cumplido misiones internacionalistas como técnicos o combatientes. Hemos creado la cultura del internacionalismo frente al chovinismo”, dijo Castro en el 2006, poco antes de la crisis intestinal que lo obligó a ceder el mando a su hermano Raúl.
Apenas llegó al poder dijo que Cuba sería hospitalaria con exiliados de las dictaduras en América Latina. En 1960 apoyó a guerrillas en Venezuela y en 1961 un barco cubano llevó armas a Argelia, que luchaba contra el colonialismo francés. Tras la independencia, médicos cubanos prestaron servicio en ese país.
Uno, dos, tres Vietnam
En 1963 un batallón de tanques cubanos viajó a Argelia, agredida por Marruecos, y en 1965 el Che Guevara estuvo un año en el Congo al frente de un batallón de guerrilleros cubanos, al tiempo que se iniciaba la preparación de cuadros para los movimientos independentistas de Angola y Guinea Bissau.
La estrategia fue sintetizada por el Che en un mensaje lanzado al mundo con la consigna “crear uno, dos, tres Vietnam”.
En 1964 fracasó en Argentina un movimiento guerrillero con apoyo de La Habana, con la muerte de su líder, el periodista Jorge Ricardo Masetti.
Paralelamente, Cuba comenzó a ayudar y entrenar a movimientos izquierdistas en América Latina, prácticamente en todos los países excepto México.
“Ser solidario y dar alguna forma de cooperación a un movimiento revolucionario no significa exportar la revolución (…), nadie puede exportar las condiciones objetivas que hacen posible una revolución”, se defendió Castro.
Algunas acciones militares fueron secretas y salieron a la luz pública recién en los últimos años.
Hacia fines de 1966 el Che se trasladó a Bolivia, donde fue capturado y ejecutado en octubre de 1967. Sus planes eran hacer de ese país el centro de la revolución regional.
En 1975 comenzó la guerra anticolonial en Angola y otros países africanos apoyados por Cuba. Más de 400 mil soldados cubanos prestaron servicio durante 16 años en ese conflicto. Murieron dos mil 289.
A fines de los años 1970 y en los 1980, Cuba apoyó militar y civilmente a la Nicaragua sandinista, y, de acuerdo con Vietnam, envió armas norteamericanas a los guerrilleros salvadoreños.
Los fusiles M-16 estadounidenses usados por los guerrilleros comunistas chilenos cuando emboscaron a la caravana de autos del dictador Augusto Pinochet en 1986 eran de la Guerra de Vietnam y fueron llevados por buques pesqueros cubanos a la costa chilena.
La hora de los civiles
La caída del Muro de Berlín en 1989 dejó a Cuba en soledad política y determinó el fin de las acciones militares fuera de sus fronteras, aunque continuó en los otros campos.
Una iniciativa elogiada en el mundo entero fue el envío, en octubre del 2014, de 256 médicos y paramédicos cubanos a las tres naciones más afectadas por el mortal virus de ébola en África occidental: Liberia, Sierra Leona y Guinea.
En el 2015, Cuba mantenía unos 48 mil 500 colaboradores del sector de la salud en 91 países, más 16 mil en educación, deporte y otros sectores.
Además, una treintena de brigadas médicas han ayudado en terremotos, inundaciones, huracanes, erupciones volcánicas y epidemias en América Latina, África y Asia.