Una razón es que tomará mucho tiempo para que los vehículos a gasolina existentes lleguen al final de su vida útil.
Esta “rotación de flota” puede ser lenta, dijeron los analistas, porque los autos y camionetas a gasolina duran más. El vehículo ligero promedio que opera hoy en Estados Unidos tiene 12 años de antigüedad, señala IHS Markit, firma de pronósticos económicos.
Los estadounidenses compran alrededor de 17 millones de vehículos a gasolina cada año. Se puede esperar que cada uno dure de 10 a 20 años. Incluso después de eso, EU exporta anualmente cientos de miles de autos usados más viejos a países como México o Irak, donde los vehículos pueden durar aún más con repetidas reparaciones.
El Presidente Joseph R. Biden Jr. se ha fijado el objetivo de reducir las emisiones del País a cero neto para el 2050. Hacerlo tal vez requeriría reemplazar los autos a gasolina con vehículos eléctricos cargados principalmente con fuentes de energía bajas en carbono como la solar, la eólica o plantas nucleares.
Si los fabricantes automotrices dejaran de vender vehículos nuevos a gasolina para más o menos el 2035, ese objetivo podría ser alcanzable.
Si las ventas de vehículos eléctricos aumentan un 60 por ciento en los próximos 30 años, como lo proyecta IHS Markit, alrededor del 40 por ciento será eléctrico en el 2050.
La investigación sugiere que si las armadoras eliminan poco a poco los motores de combustión interna, los autos a gasolina más antiguos podrían persistir aún más, al tiempo que los consumidores que no pueden solventar autos eléctricos recurren a modelos usados más baratos.
Por lo tanto, los creadores de políticas quizá tengan que considerar estrategias adicionales. Eso podría incluir políticas para recomprar y convertir automóviles más antiguos en chatarra. También podría incluir estrategias para expandir el transporte público o fomentar andar en bicicleta y caminar.
Christopher R. Knittel, economista de la Escuela Sloan de Administración del Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo que un impuesto a las emisiones de dióxido de carbono podría aumentar el precio de la gasolina y dar a los conductores un incentivo para optar por vehículos más limpios. Sin embargo, los legisladores a menudo han evitado aumentar los impuestos a la gasolina.
“En este momento puede ser inconveniente tener un vehículo eléctrico si no hay muchas estaciones de carga”, dijo Knittel. “Pero si llegamos a un mundo donde haya estaciones de carga en todas partes y pocas gasolineras, de repente es menos conveniente tener un vehículo convencional”.