Le puede interesar
La innovación, “pionera en el mundo”, consiste en que un dentista coloque imanes y pernos de bloqueo en los molares superiores e inferiores del paciente, permitiendo que las mandíbulas se abran sólo dos milímetros.
El investigador principal, Paul Brunton, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Otago, dijo que esto restringía al usuario a una dieta líquida sin limitar la respiración o el habla.
“Es una alternativa no invasiva, reversible, económica y atractiva a los procedimientos quirúrgicos”, dijo. “No hay consecuencias adversas con este dispositivo”, agregó.
Los investigadores añadieron que habían “desarrollado un dispositivo de pérdida de peso pionero en el mundo para ayudar a combatir la epidemia mundial de obesidad”.
Lea también: COVID-19: Joven y con obesidad, un blanco fácil para la enfermedad severa
En un artículo publicado este mes en la revista British Dental, señalan que siete mujeres perdieron una media de 14.02 libras (6.36 kilos) cada una durante un ensayo de dos semanas con el dispositivo, llamado DentalSlim Diet Control.
Otago and UK researchers have developed a world-first weight-loss device to help fight the global obesity epidemic: an intra-oral device that restricts a person to a liquid diet. Read more: https://t.co/eLhXwipiqs pic.twitter.com/Of6v3uvVbX
— University of Otago (@otago) June 28, 2021
Los pacientes experimentaron algunas molestias iniciales, pero en general consideraron el dispositivo “tolerable”.
A diferencia de los alambres en la mandíbula, que eran una forma popular de restringir a las personas a dietas líquidas en la década de 1980, el DentalSlim tiene una liberación de emergencia en caso de que el paciente vomite o tenga un ataque de pánico.
Durante las dos semanas de prueba, ningún paciente recurrió a la liberación, aunque una mujer admitió haber hecho trampa en la dieta líquida derritiendo chocolate.
El invento generó una fuerte respuesta en las redes sociales, con muchos usuarios acusando a los investigadores de avergonzar a los gordos y cuestionando la ética del ensayo. Uno de los críticos lo calificó de “repulsivo y deshumanizado”, mientras que otro dijo que se corría el riesgo de afianzar hábitos alimentarios poco saludables.
“Tal vez, en lugar de desarrollar dispositivos de tortura, podrían investigar cómo la profesión médica falla sistemáticamente basándose en la anticuada e inapropiada escala de IMC (índice de masa corporal)”, publicó un usuario.
Los investigadores señalan en su artículo que el ensayo fue aprobado por un comité de ética y se llevó a cabo de acuerdo con las directrices internacionales.