La reunión con el jefe de la diplomacia rusa será mañana, mientras no se conoce la agenda de Tillerson para esta tarde.
Tampoco se descarta un encuentro entre el secretario de Estado de EEUU y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, pese a que no está prevista oficialmente.
La lucha contra el terrorismo, la no proliferación de armas de destrucción masiva y la solución de conflictos regionales son algunos de los asuntos en los que quiere hacer hincapié Moscú en las conversaciones.
Moscú dejó claro este martes que no va a ceder a las presiones anunciadas por Washington sobre el apoyo ruso al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, y reiteró que pedirá a Tillerson explicaciones sobre el ataque de EE. UU. a una base área siria, además de insistir en una investigación imparcial del uso de armas químicas en el país árabe.
Las relaciones entre Rusia y EE. UU. viven su momento más complicado desde el final de la Guerra Fría, dijo este martes el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
La declaración culpa, sin embargo, a “la anterior administración de EE. UU.”, la de Barack Obama, por haber hecho “todo lo posible para empeorar las relaciones” bilaterales, y por ello afirma que esperan que la visita el lunes del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson Tillerson sea “productiva”.
“Confiamos en que haya unas negociaciones productivas. Esto es importante no solo para el futuro desarrollo de nuestra cooperación bilateral, sino para la situación general en la arena internacional”, afirmó el Ministerio.
La cancillería no dudó en acusar a la administración Obama tanto de la guerra en Siria como del conflicto en Ucrania, dos de los principales temas que tratarán el martes en su reunión Tillerson y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.
“Los intentos de culpar a Rusia que se llevaron y se llevan a cabo por el establishment político estadounidense son una hipocresía. No fuimos nosotros los que provocamos la revuelta anticonstitucional en Ucrania, ni tampoco prendimos la hoguera de la llamada primavera árabe”, subraya la nota.
Moscú dejó claro que no va a ceder a las presiones anunciadas por Washington sobre el apoyo al régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, y reiteró que pedirá a Tillerson explicaciones sobre el ataque de EE.UU. a una base área siria, además de insistir en una investigación imparcial del uso de armas químicas en el país árabe.
“Rusia no va a renunciar a sus legítimos intereses y sólo aceptará cooperar de igual a igual, algo que tampoco ahora gusta a todo el mundo en Washington. Pero estamos abiertos a un diálogo de lo más sincero sobre cualquier cuestión de la agenda bilateral e internacional”, advierte el comunicado.
La lucha contra el terrorismo, la no proliferación de armas de destrucción masiva y la solución de conflictos regionales son algunos de los asuntos en los que, según Moscú, los objetivos de los dos países coinciden.
Aunque el Kremlin y la Casa Blanca han defendido unirse para enfrentarse al Estado Islámico, el ataque con armas químicas contra una localidad siria –atribuido en Washington a Damasco–, y el bombardeo con misiles contra la base aérea siria han vuelto a alejar las posturas de los dos países sobre el conflicto en Siria.
Tillerson anunció que exigirá a Moscú que deje de apoyar a Al Asad, pero las posibilidades de que Rusia ceda son nulas, y Lavrov insistirá a su colega en que no hay pruebas que demuestren que el ataque con armas químicas que costó la vida a más de 80 personas fue obra del Ejército sirio.
“Occidente ha culpado sin pruebas del ataque a las autoridades de Siria, pese a que en la zona operan combatientes del Frente al Nusra (antiguo aliado de Al Qaeda), que se dedicaban a la fabricación de bombas cargadas con sustancias venenosas”, señala la nota.