La elección de Camila supone la primera vez desde el siglo XVIII que se utiliza una corona existente para la coronación de una consorte, en aras “de la sostenibilidad y la eficiencia”, se precisa en la nota.
La última ocasión fue en 1727, cuando la reina Carolina, consorte de Jorge II, usó la de María de Módena.
Buckingham explica que el joyero real llevará a cabo “algunos cambios y adiciones menores”, que incluirán la inserción de joyas que reflejen el estilo de Camila y marquen la ocasión.
Según el palacio, estos cambios “rendirán homenaje en particular a su majestad la reina Isabel II”, fallecida el pasado septiembre, pues se emplearán los diamantes Cullinan III, IV y V que formaron parte de su colección.
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El comunicado palaciego apunta que algunos de estos diamantes se han engastado ya anteriormente en esta misma corona, que encargó a la joyería Garrard’s la reina María, en un diseño inspirado en la corona de la reina Alexandra de 1902.
Por ejemplo, para su coronación en 1911 se incrustaron temporalmente los diamantes III y IV, mientras que el V se incluyó cuando la usó como diadema en la coronación de su hijo el rey Jorge VI, padre de Isabel II, en 1937.
Buckigham matiza que, para Camila, se quitarán además cuatro de los ocho arcos desmontables, a fin de crear un efecto visual diferente.
La corona de San Eduardo, con la que fue coronada Isabel II y que se utilizará para su primogénito, ha sido devuelta a la Torre de Londres tras haberse completado los arreglos pertinentes, declara el comunicado.