Los dos cuerpos, sorprendidos por la erupción del Vesubio en el año 79, han sido encontrados en un espacio lateral del criptopórtico, en la parte noble de la villa suburbana de Civita Giuliana, una majestuosa finca de la época del emperador Augusto, que presumía de tener salones y balcones con vistas al mar.
El terreno se ubica fuera de las murallas pompeyanas, a unos setecientos metros al noroeste, y en esta área los arqueólogos encontraron en 2017 los restos de tres caballos en los establos, con sus sillas de montar y los arneses.
El criptopórtico, por su parte, permitía el acceso al piso superior y era un espacio de unos 2.20 metros de año pero cuya longitud se desconoce por el momento, y contaba con piso de madera como indica la presencia en los muros de seis huecos para albergar las vigas que soportaban una galería, indica el comunicado oficial.
What the writer Luigi Settembrini defined as “the pain of death that takes on body and form” once again takes shape in #Pompeii, in the form of men who lost their lives during the eruption, the traces of whose death throes have remained imprinted in the ash for 2000 years. pic.twitter.com/SKXG5AM8Iq
— Pompeii Sites (@pompeii_sites) November 21, 2020
Los expertos han utilizado para reconstruir los cuerpos de las víctimas la antigua técnica de hacer moldes con yeso, concebida en el siglo XIX por Giuseppe Fiorelli, que consiste en la introducción de un yeso líquido en las cavidades de los restos óseos de los habitantes de la antigua ciudad romana.
De esta manera, han logrado devolver la forma de los cuerpos y observar que la primera víctima era un hombre “joven, de entre 18 y 23/25 años, de unos 156 cm de altura”, que llevaba una túnica corta, y con signos visibles que evidencian que había realizado “trabajos pesados”, con lo que los científicos y expertos de Pompeya hipotizan que era un esclavo.
El segundo hombre tenía entre “30 y 40 años y una altura de unos 162 cm”, y llevaba una túnica larga o una capa de lana, se lee en la nota.
Los expertos han utilizado para reconstruir los cuerpos de las víctimas la antigua técnica de hacer moldes con yeso, concebida en el siglo XIX por Giuseppe Fiorelli, que consiste en la introducción de un yeso líquido en las cavidades de los restos óseos de los habitantes de la antigua ciudad romana.
De esta manera, han logrado devolver la forma de los cuerpos y observar que la primera víctima era un hombre “joven, de entre 18 y 23/25 años, de unos 156 cm de altura”, que llevaba una túnica corta, y con signos visibles que evidencian que había realizado “trabajos pesados”, con lo que los científicos y expertos de Pompeya hipotizan que era un esclavo.
El segundo hombre tenía entre “30 y 40 años y una altura de unos 162 cm”, y llevaba una túnica larga o una capa de lana, se lee en la nota.