Una semana después de la sentencia, una mayoría de los 350 diputados del Congreso español se ha manifestado este jueves a favor de la moción de censura presentada por el líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, y que será votada este viernes.
Hasta ahora, su paciencia e impasibilidad, así como la división de sus rivales, lo habían salvado, reconocen tanto aquellos aliados que lo ven como un brillante estratega como los adversarios que lo atacan por su inmovilismo y su falta de carisma.
Reclinándose en su butaca esperando a que amaine la tormenta, había capeado la contestación contra sus políticas de austeridad, los escándalos de su partido y la crisis independentista en Cataluña.
Símbolo de su capacidad de sobrevivir a todo, en 2005 se salvó de un accidente en helicóptero con apenas un dedo roto.
Un político curtido
Elegido como concejal por primera vez en 1981 en su Galicia natal, Mariano Rajoy “es el único político que lleva toda su vida en esto”, asegura el politólogo Antón Losada, autor de una biografía del líder conservador.
“Ha ganado elecciones, ha perdido elecciones, ha sido ministro, ha sido líder de la oposición, ha pasado por todo”, en comparación a unos rivales que son “novatos”.
“Ha aprendido a esperar, a aguantar la presión”, añade.
Esperó casi ocho años como líder de la oposición para convertirse a fines de 2011 en presidente del gobierno español con mayoría absoluta.
Y tras las elecciones generales de 2015, en las que perdió muchos apoyos por los escándalos de corrupción y la austeridad de su primer mandato, supo aguardar diez meses y unas nuevas elecciones para ser reinvestido en octubre de 2016, una vez sus rivales demostraron su incapacidad de acordar un gobierno alternativo.
Resucitado aunque más débil, otras crisis se interpusieron en su camino, especialmente el fallido intento de secesión en la independencia de Cataluña el pasado octubre.
Criticado por su inacción ante un conflicto cocido durante años, consiguió salvar la situación a última hora imponiendo su control directo sobre la región, y destituyendo en bloque al ejecutivo independentista de Carles Puigdemont.
Los independentistas conservaron el poder, pero por el momento parecen haber renunciado a una separación unilateral inmediata.
Nunca muerto
Los cómicos suelen mofarse de sus embrollos dialécticos –“España es una gran nación y los españoles son muy españoles y mucho españoles”, dijo en 2015– que contrastan con sus ingeniosas réplicas parlamentarias.
Aficionado al ciclismo y al Real Madrid, así como a las caminatas matutinas, se sabe poco de la vida privada de este hombre casado y con dos hijos.
Nacido en 1955 en Santiago de Compostela, Mariano Rajoy Brey creció en una familia burguesa de provincias y en su juventud fue registrador de la propiedad.
Pero pronto saltó a la política, inscribiéndose en Alianza Popular, fundada por ministros del dictador Francisco Franco y que acabaría convirtiéndose en el PP.
Cinco veces ministro del gobierno de José María Aznar (1996-2004), fue su portavoz cuando tuvo que justificar la desastrosa gestión de la marea negra provocada en Galicia por el buque petrolero “Prestige” en 2002, o la entrada de España en la guerra de Irak en 2003.
Designado a dedo por Aznar como sucesor, perdió dos elecciones frente al socialista José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y 2008, antes de alcanzar el gobierno en una España atenazada por la crisis.
La austeridad que se cobró la vida política de otros dirigentes europeos lo hizo tambalearse, pero no lo tumbó. “Tienes la piel de elefante”, le llegó a decir la canciller alemana Ángela Merkel.
E incluso si cae el viernes, tiene suficientes recursos para volver y recuperar el poder, opina Losada. “A Rajoy hay que darle por muerto cuando esté muerto, no antes”.
Contenido relacionado:
>Filek, el austriaco que estafó al general español Francisco Franco con una sustancia secreta
>El momento de tensión entre la reina Letizia y doña Sofía