Aunque en su caso no tuvo que lamentar ninguna víctima mortal en el seno de su familia o amigos cercanos, Mora lamentó “profundamente” que el pastor de la iglesia asaltada, Frank Pomeroy, haya perdido a su hija de 14 años durante el tiroteo, perpetrado por un joven blanco identificado por los medios como Devin Kelley.
Según el diario El Comercio, dos menores fueron asesinados durante la balacera, entre ellos Annabelle Pomeroy, la hija del pastor. “Era una niña hermosa y especial”, dijo el padre, citado por el diario.
El niño Rylan Ward, de 6 años, se encontraba ayer entre la vida y la muerte, según ese matutino, después de haber recibido unos cuatro balazos.
Otro adolescente de unos 13 años también murió en el ataque.
Otro caso que conmovió a la localidad es el de Joann Guard, una madre que murió junto a sus dos hijas, así como una pareja de esposos que habían atendido la iglesia por más de 25 años.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de vehículos, dos gasolineras, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta hoy una tranquila comunidad en la que apenas nunca pasaba nada.
“Nunca nos esperábamos que pudiera ocurrir algo así en nuestro tranquilo pueblo, es una desgracia”, dijo resignado uno de los vecinos, citados por EFE.