El pontífice decidió conceder a la religiosa la beatificación equipolente, la cual permite beatificar a una persona sin esperar la verificación de un milagro.
Francisco aprobó la beatificación a causa de la fama de santidad de Juana Vásquez Gutiérrez, a la que desde hace siglos se le conoce popularmente como Santa Juana e incluso recibe culto público, pero que fue limitado tras el Concilio de Trento al no ser reconocida su santidad por no cumplir los cien años que marcaban los decretos de Urbano VIII.
Juana de la Cruz nació en 1481 en Numancia de la Sagra en Toledo, España. Murió el 3 de mayo de 1534 en Cubas de la Sagra.
De acuerdo con la biografía de la Congregación para la Causa de los Santos, Juana de la Cruz huyó de su casa para no tener que casarse y se refugió en el Monasterio de Santa María de la Cruz, en La Ciroleda, donde vivió un grupo de mujeres de la Tercera Orden Franciscana.
En 1509, fue elegida abadesa con sólo 27 años y en este cargo se distinguió por las exhortaciones espirituales transmitidas a las monjas. También escribió la obra “Conhorte del alma”‘, compuesta por 72 sermones.