Este ensayo clínico, uno de los más importantes jamás realizados, reaviva la esperanza de la comunidad científica.
“Si es utilizado al mismo tiempo que los métodos de prevención con eficacia probada que ya estamos usando, una vacuna segura y eficaz podría constituir el golpe de gracia contra el VIH”, estimó Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos.
“Incluso una vacuna moderadamente eficaz reduciría de forma significativa el peso de la enfermedad en países y poblaciones muy infectadas”, añadió el responsable del NIAID, que participa en el estudio.
El hecho de elegir a Sudáfrica para probar esta vacuna a gran escala no es anodino. Este país de África austral registra uno de los índices de prevalencia más elevados del mundo (19.2% según Onusida).
Más de siete millones de personas tienen el VIH en este país.
En el mundo, dos millones y medio de personas resultan infectadas cada año por el virus, que ha causado más de 30 millones de muertos desde los años 1980, según un estudio publicado en la conferencia internacional de Durban (este de Sudáfrica) en julio.
La vacuna “sudafricana”, especialmente adaptada a las poblaciones locales, es una versión “reforzada” de una vacuna probada en el 2009 en Tailandia en más de 16 mil voluntarios.
Ésta permitió reducir en un 31.2% los riesgos de contaminación, tres años y medio después de la primera vacuna.
Punto de inflexión
La seguridad de la vacuna “sudafricana” ha sido probada con éxito durante 18 meses en 252 voluntarios. El nuevo ensayo quiere ratificar ahora su eficacia.
“Los resultados obtenidos en Tailandia no son suficientes para su lanzamiento (…). Hemos fijado un límite mínimo de eficacia a 50%”, explicó el doctor Lynn Morris, del Instituto Nacional de Enfermedades Contagiosas de Sudáfrica.
“Tenemos la esperanza de que la eficacia sea todavía mayor”, dijo recientemente ante los diputados el vicepresidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.
Pero, a pesar del optimismo que suscita esta vacuna, los especialistas insisten en la necesidad de no bajar la guardia frente a la enfermedad.
“Una vacuna eficaz sería un punto de inflexión, pero estos ensayos durarán años”, insistió Morris. “Tenemos que seguir utilizando los otros métodos de prevención para reducir las nuevas contaminaciones”, reiteró.
Los tratamientos antirretrovirales (ARV) siguen siendo, con diferencia, los más eficaces contra la enfermedad.
Según Onusida, la mitad de los 36 millones de personas infectadas por el virus en el mundo tienen acceso a ellos. Una cifra que se ha duplicado en cinco años.
Gracias a estos tratamientos, que permiten controlar la evolución del virus y aumentar la esperanza de vida de los seropositivos, la esperanza de vida de los sudafricanos pasó de 57.1 a 62.9 años de media desde el 2009, según las autoridades locales.
Los ensayos de esta nueva vacuna están dirigidos por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, el Consejo Sudafricano de Investigación Médica, la Fundación Bill y Melinda Gates, los laboratorios Sanofi Pasteur y GlaxoSmithKline, y la Red de Ensayos de Vacunas contra el VIH.