El ministerio público dijo que del total de detenciones, 614 ocurrieron en Santiago y 848 en el resto del país, donde operaban fiscales especiales para desarrollar los controles de detención.
Mientras, los saqueos al comercio se extendían por varios puntos de la ciudad. Pese a que los grandes supermercados permanecían cerrados, grupos de personas forzaban los accesos e ingresaban violentamente, arrasando todo a su paso.
Imágenes que circulan en las redes sociales muestran cómo personas, en su mayoría, jóvenes, forzaron los accesos a un supermercado de la cadena Jumbo, y otro de la cadena Lider, en la comuna de Peñalolén, llevándose consigo televisores, ropa y otros accesorios.
Iguales situaciones se repetían en otras comunas de Santiago y en varias regiones, ante el temor de la población de que puedan atacar directamente a las casas de los vecinos.
La Policía y los militares -a cargo de la seguridad tras la instauración del estado de emergencia el sábado- intentaban repeler los saqueos, pero por momentos parecían desbordados.
Los incidentes estallaron con fuerza el viernes tras el alza en las tarifas del pasaje del metro -medida revertida por el gobierno- y luego derivaron en extensos reclamos sociales, en las que son consideradas las peores protestas desde el retorno a la democracia tras la dictadura (1973-1990).