Vucic, que no mostraba ninguna herida visible, dijo que una piedra lo había golpeado en el labio inferior, pero minimizó la agresión y dijo que “no era nada” .
En la ceremonia en Srebrenica para marcar el 20º aniversario de la masacre de ocho mil musulmanes por las fuerzas serbobosnias, se congregaron decenas de miles de personas.
Vucic, un antiguo ultranacionalista reconvertido en proeuropeo convencido, acababa de depositar una flor ante un monumento con los nombres de las seis mil 200 víctimas identificadas y enterradas en el memorial, cuando la multitud empezó a gritar Alá Akbar (Dios es grande) y a lanzarle piedras.
Flanqueado por sus guardaespaldas, el primer ministro logró abandonar el lugar, mientras los organizadores pedían calma por los altavoces.
En Belgrado, el ministro serbio de Relaciones Exteriores, denunció un “ataque contra Serbia y su política de paz” .
Tras ese incidente, en un ambiente cargado de emoción y de dolor, se enterraron los restos de 136 víctimas recientemente identificadas de la masacre del 11 de julio de 1995.
Un total de seis mil 241 cuerpos identificados están enterrados en este lugar y otros 230 en otros cementerios.
“(Vucic) vino a vernos para pedirnos perdón, mostrar que tiene corazón, y ahora nosotros vamos a ser considerados como salvajes”, lamentó una mujer, que quiso guardar el anonimato.
También el alcalde de Srbrenica criticó el lanzamiento de piedras contra el dirigente serbio.
“Esto es obra de enfermos mentales que abusaron de este digno evento. Vucic estrechó en sus brazos hoy a Munira Subasic, la presidenta de la asociación de Madres de Srebrenica” dijo a la prensa Camil Durakovic, quien dijo que llamaría a Vucic para presentarle sus excusas.
Un crimen monstruoso
Antes de acudir a Srebrenica, Vucic había publicado este sábado una carta abierta en la que definió la matanza como un “crimen monstruoso” .
“No hay palabras para expresar la tristeza y el dolor por las víctimas, ni la ira contra los que cometieron este crimen monstruoso”, dijo Vucic sin emplear la palabra “genocidio” .
En julio de 1995, en una región declarada “zona protegida” por la ONU, unos 8.000 adolescentes y hombres musulmanes fueron asesinados por las fuerzas serbobosnias en Srebrenica, en la peor matanza en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Begajeta Salihovic, de 51 años, enterró a su padre. “Cuando me enteré de que habían hallado sus restos, tuve la impresión de que acababa de morir” , dijo esta mujer, que también perdió a un hermano en la masacre, mientras que otros dos, muertos al inicio del conflicto bosnio, nunca fueron hallados.
La guerra entre comunidades de Bosnia (1992-1995) dejó 100.000 muertos y dos millones de refugiados, es decir, casi la mitad de la población de entonces.
En Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, denunció el “genocidio de Srebrenica” , afirmando que su país sigue comprometido en “ayudar a sus socios en los Balcanes a sanar las heridas del pasado” .
Numerosos responsables internacionales estuvieron presentes en Srebrenica, entre ellos el presidente estadounidense de entonces, Bill Clinton, cuya administración fue la artífice de los acuerdos de paz de Dayton que pusieron fin al conflicto.