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Por qué el calor extremo amenaza la educación en todo el mundo

Los niños de la actualidad se enfrentan a muchos más peligros meteorológicos extremos que pueden amenazar los logros de aprendizaje a escala mundial.

Niños juegan en una escuela improvisada en Etiopía. (Foto Prensa Libre: AFP)

Niños juegan en una escuela improvisada en Etiopía. (Foto Prensa Libre: AFP)

La continua quema de combustibles fósiles está ocasionando el cierre de escuelas en todo el mundo durante días, a veces semanas, y amenaza con socavar uno de los mayores logros mundiales de las últimas décadas: la educación infantil.

El panorama ilustra una de las brechas más crudas del cambio climático. Según datos publicados recientemente por Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, los niños de hoy viven muchos más días de calor anormal que sus abuelos.

Consideremos la magnitud de algunos cierres de escuelas recientes.

Pakistán cerró las escuelas para la mitad de sus alumnos, es decir, 26 millones de niños, durante una semana entera en mayo, cuando se preveía que las temperaturas se iban a disparar a más de 40 grados centígrados. Bangladés cerró las escuelas para la mitad de sus alumnos durante una ola de calor en abril, afectando a 33 millones de niños. Lo mismo ocurrió en Sudán del Sur en abril. Filipinas ordenó el cierre de las escuelas durante dos días, cuando el calor alcanzó lo que el departamento meteorológico del país calificó de niveles “peligrosos”.

Y en Estados Unidos, los días de calor provocaron el cierre de las escuelas o el fin anticipado de ciclo en distritos desde Massachusetts hasta Colorado durante el pasado curso escolar. Todavía representan una pequeña parte del total de días lectivos, aunque una estimación reciente sugiere que su número está aumentando rápidamente, de unos tres días al año hace unos años al doble en la actualidad, y se espera que sean muchos más a mediados de siglo.

En resumen, las olas de calor, exacerbadas por la acumulación en la atmósfera de gases que calientan el planeta, están dificultando el aprendizaje. Incluso si las escuelas están abiertas, las temperaturas extremadamente altas, especialmente durante varias horas, perjudican los resultados del aprendizaje, incluidos los puntajes de los exámenes, según demuestran las investigaciones.

“Nos preocupa profundamente que el número de días de calor extremo provoque indirectamente pérdidas de aprendizaje”, dijo el martes en una entrevista telefónica Lily Caprani, jefa de defensa de derechos de Unicef.

Una brecha generacional

Los efectos sobre el cierre de escuelas son una muestra de la cruda brecha generacional que suponen los peligros climáticos. Según los datos de Unicef, uno de cada cinco niños de todo el mundo experimenta hoy el doble de días de calor extremo que sus abuelos.

En total, 466 millones de niños de todo el mundo viven hoy en zonas que experimentan al menos el doble de días de calor extremo, definido como más de 35 grados centígrados, que sus abuelos.

Esta diferencia es más severa en el caso de los niños de países de ingresos bajos y medios. Los niños de 16 países, incluida la mayoría de los países del Sahel, experimentan ahora al menos 30 días más de calor extremo al año, en comparación con seis décadas atrás.

Los riesgos meteorológicos extremos, especialmente las temperaturas inusualmente altas, son una característica distintiva del cambio climático provocado por el hombre, impulsado por la quema de carbón, petróleo y gas. En los últimos 150 años de industrialización se ha demostrado que la temperatura media mundial ha aumentado. Este año, esta tendencia se ha visto agravada por un fenómeno meteorológico cíclico natural conocido como ENOS, o El Niño-Oscilación del Sur. La fase de El Niño que finalizó en junio contribuyó a olas de calor desmesuradas, por lo que 2024 es candidato a ser el año más caluroso del que se tiene registro, junto con 2023.

La ubicación importa

La brecha generacional es más marcada en algunos de los países más pobres del mundo.

Casi el 40 por ciento de los niños de Benín y el 66 por ciento de los de Costa de Marfil, por ejemplo, experimentarán el doble de días de calor extremo a lo largo de su vida que sus abuelos. Lo mismo ocurre con dos de cada tres niños de Palestina y casi la mitad de los de Honduras.

Algunos países ricos también sufren las consecuencias. Se calcula que el 85 por ciento de los niños de Francia y el 76 por ciento de los de Grecia sufrirán el doble de días de calor extremo que en la década de 1960.

Los países de Asia del Sur son atípicos, en cierto sentido, según los datos. Los analistas de Unicef señalan que hace tiempo que tienen muchos días con temperaturas superiores a 35 grados centígrados, y aunque India, Pakistán y Bangladés han sufrido olas de calor mortales en los últimos años, los datos no muestran un aumento significativo de su frecuencia a lo largo de tres generaciones.

No existen datos exhaustivos a nivel global sobre los días de cierre de los colegios por condiciones meteorológicas extremas. Las decisiones suelen tomarse a nivel local y a menudo con rapidez, en función de los pronósticos meteorológicos. Aun así, basándose en informes de los medios de comunicación, la oficina del Secretario General de las Naciones Unidas estimó recientemente que al menos 80 millones de niños no irían a la escuela en 2024 solo a causa del calor extremo.

Las repercusiones del cambio climático en la escolarización son tanto más importantes porque la educación ha progresado enormemente en las últimas décadas. La matrícula escolar ha aumentado considerablemente, y las tasas de alfabetización también han mejorado. Este progreso parece estancado. Por diversas razones, entre ellas la guerra y la pandemia de coronavirus, el número de niños sin escolarizar está aumentando, según los últimos datos mundiales.

Alrededor de la mitad de esos niños sin escolarizar viven en los países más vulnerables al clima, según otro análisis de la organización benéfica mundial Save the Children.

Las inundaciones

Las inundaciones también han causado estragos en las escuelas.

En Brasil, inundaciones mortales agravadas por el cambio climático ocasionarion el cierre de escuelas durante semanas, afectando a decenas de miles de estudiantes. En la India, las escuelas cerraron durante días en varias partes del país en julio y agosto, incluso en el estado de Kerala, donde las inundaciones, más intensas debido al cambio climático provocado por el hombre, mataron a más de 200 personas.

Un informe anterior, basado en modelos climáticos y publicado por Save the Children, reveló que, en promedio, se prevé que un niño nacido en 2020 experimente, a lo largo de su vida, casi el triple de inundaciones fluviales y el doble de incendios forestales que una persona nacida en 1960.

Sin embargo, la brecha entre generaciones es mayor cuando se trata del calor. Según el análisis, un niño nacido en 2020 experimentará casi siete veces más olas de calor a lo largo de su vida que una persona nacida en 1960.

Según el análisis, se prevé que los niños de los países de ingresos bajos y medios —las zonas del mundo menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático— sufran “los efectos más peligrosos”.

Las escuelas deben adaptarse al calor

Los científicos afirman que la única forma de hacer frente al aumento de las temperaturas del planeta es abandonar la quema de combustibles fósiles, principal causa del calentamiento global. Pero incluso si eso ocurriera, y hay pocos indicios de que esté sucediendo a la velocidad y escala necesarias, las escuelas tienen que encontrar la manera de hacer frente al aumento de las temperaturas.

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La medida más obvia es acondicionar los edificios escolares para mantener el calor fuera de las aulas de forma más eficaz, con un mejor aislamiento, pintura blanca reflectante o plantas verdes en los tejados y árboles de sombra en la periferia de la escuela.

El aire acondicionado es un lujo fuera del alcance de la mayoría de las escuelas. Incluso en EE. UU., alrededor de la mitad de los distritos escolares necesitan instalar o reparar sus sistemas de aire acondicionado, según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno.

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